Recuento electoral iraní con Shirin Ebadi

Se llama experiencia única a seguir el recuento de las elecciones iraníes junto a Shirin Ebadi en la terraza de un restaurante de Palma. La jueza destituida por los ayatolás y Premio Nobel de la Paz albergaba una mínima esperanza de un triunfo reformista en aquel atardecer de junio, tras bañarse en una playa con chiringuito, pero Ahmadineyad se instaló pronto en un sesenta por ciento de votos probablemente manipulados.

Ebadi defendía la libertad de uso del velo y del ejercicio de la prostitución. Renegaba de una aventura estadounidense en Irán. Sus anfitrionas fueron Mercedes Marrero y Mariona Gené, medio millar de personas la escucharon en el Conservatori. «Nunca abandonaré mi país» era su grito de guerra, pero al año siguiente se vio obligada a exiliarse al Reino Unido.

En la imagen aparece en la rotativa con hasta dos subdirectores de este periódico, les comenta a Joan Riera y Antonio Ruiz que «quiero tocar el papel, necesito ver y palpar el periódico, no consigo tener fe en el periodismo electrónico». Se despidió con la mayor felicitación imaginable, «los mallorquines sabéis disfrutar de la vida». Estábamos en 2009, conviene aclararlo.

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