Una empresa obliga a sus empleados a trabajar junto al cadáver de una compañera

Los responsables de la oficina no dieron "orden de desalojar" y el cuerpo permaneció dos horas junto al resto de empleados, según han denunciado los sindicatos

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La Asociación de Defensa de los Pacientes ha solicitado a la Fiscalía Superior de Madrid que inicie una investigación sobre una empresa que recientemente obligó a sus teleoperadores a continuar trabajando junto al cadáver de una compañera fallecida en su lugar de trabajo de forma repentina.

En una declaración enviada a la fiscal superior de Madrid, María Pilar Rodríguez, la asociación presidida por Carmen Flores ha trasladado los hechos ocurridos en las instalaciones de Grupo Konecta BTO, ubicadas en la calle San Romualdo, en San Blas-Canillejas.

Según las denuncias presentadas por los sindicatos CGT y UGT, la empleada, Inmaculada, falleció mientras realizaba sus funciones laborales el día 13. Los sindicatos han informado que la empresa obligó al resto de los empleados a continuar atendiendo llamadas, considerando el servicio como esencial, sin considerar la situación emocional del personal.

Las organizaciones sindicales han criticado que, en lugar de permitir que los empleados regresaran a sus hogares, se les forzó a trabajar junto al cuerpo de su compañera durante más de dos horas. Tras este incidente, además de expresar sus condolencias, los sindicatos han exigido a la empresa la implementación de un protocolo de actuación en casos de fallecimiento en el lugar de trabajo, algo que no se encontraba contemplado previamente.

Desde la Asociación Defensor del Paciente, han destacado la gravedad de estos hechos y los han catalogado como un delito inaceptable. Han resaltado el daño psicológico que resulta difícil de olvidar debido a la mala gestión de aquellos que podrían haberlo evitado, y han solicitado una investigación oficial.

Inmaculada, de 56 años de edad y con quince años de antigüedad en el Grupo Konecta, una empresa con más de 12,000 empleados dedicada a servicios de atención al cliente y telemarketing para otras empresas, falleció a causa de un infarto. A pesar de los intentos de reanimación por parte de los médicos del Samur, no se pudo salvar su vida.

Miguel Ángel Salinas, delegado de prevención de riesgos laborales de CGT en la empresa, explicó que Inmaculada colapsó en el suelo antes de la una de la tarde. "A la una y cuarto se certificó su muerte. Pero hasta las tres de la tarde no se desalojó la oficina. Los responsables de la campaña deberían haber indicado al resto de trabajadores que se retirasen, pero no lo hicieron. No existió orden de desalojar".

Dos días después del incidente, el sindicato denunció públicamente que los encargados de la oficina habían instruido a los trabajadores a continuar atendiendo llamadas a pesar de la presencia del cadáver. "El servicio proseguía como si tal cosa", dice el comunicado. Sin embargo, continúa, "alguien repetía insistentemente: somos un servicio esencial". El texto de CGT reproduce mensajes de Whatsapps de trabajadores confusos, como "está tirada en el suelo y nosotros cogiendo llamadas".

El centro de llamadas donde ocurrió el fallecimiento de Inmaculada se encuentra en el sexto piso de un gran edificio de oficinas en el barrio de San Blas en Madrid. La fallecida atendía llamadas para una empresa de servicios eléctricos. "No son llamadas muy amables", señala Salinas. "Son reclamaciones de personas a las que se ha cortado el suministro". En este tipo de empresas, los teleoperadores están conectados a un teléfono a través del cual reciben llamadas y no tienen la opción de desconectarse. Por falta de una orden clara y por temor a represalias, muchos trabajadores continuaron con sus tareas, mientras que otros quedaron en estado de shock.

"Yo lo dejaría en que no se dio la orden de parar de trabajar", destacó Álvaro García, portavoz de UGT, que también ha comentado el incidente. Los delegados de CGT llegaron a la oficina alrededor de las dos de la tarde, unos 45 minutos después de que se certificara la muerte. Según Loreto Márquez, otra delegada de CGT presente en el lugar comenta lo siguiente: "Es que cuando llegamos y dijimos que había que desalojar la sala, los responsables nos dijeron que era un servicio esencial y que no podían desconectarse. Ahí saltó la indignación. Nos pusimos en contacto con la técnica de prevención de riesgos de la empresa, nos pidió que esperáramos a que ella llegara y ahí, durante aproximadamente una hora, la gente siguió cogiendo llamadas".

Finalmente, a las tres de la tarde, la responsable de riesgos laborales de la empresa dio la orden de evacuación. El cuerpo permaneció en la oficina hasta después de las cuatro, cuando los servicios funerarios de Madrid acudieron a retirarlo. Según los informantes, la policía estuvo presente en todo momento.

El Periódico de España, del Grupo Prensa Ibérica, se ha puesto en contacto con Konecta, que no respondió a una solicitud de información. Según las fuentes consultadas, Konecta ha reconocido que el infarto sufrido por Inmaculada fue un accidente laboral. Al día siguiente, la empresa envió un correo electrónico a los trabajadores expresando su pesar por lo sucedido, aunque el sindicato UGT lo describió como un mensaje "en tono políticamente correcto". El lunes, cuando la noticia se volvió viral en las redes sociales y llegó a los medios de comunicación, los empleados de los centros de llamadas de la zona, incluido el de Konecta, admitieron no saber mucho más que lo que habían leído en la prensa.

"La pregunta es si los obligaron a seguir cogiendo llamadas. Yo no lo sé, porque trabajo en la competencia, pero por cómo funcionan estas empresas me creo que sí", dice una trabajadora mientras fuma en la puerta del edificio. En los primeros meses de la pandemia del COVID-19, Konecta fue noticia por no cumplir con las medidas de seguridad en sus centros de trabajo en Madrid. Los sindicatos se han reunido para exigir la elaboración de un protocolo en caso de que ocurra un incidente similar en el futuro.