GINECOLOGÍA

El 75% de las mujeres españolas padecen al menos una infección vulvovaginal a lo largo de su vida

Este tipo de infecciones representan el 20% de las consultas, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia que ha elaborado la primera guía para el diagnóstico y tratamiento

Revisión ginecológica en una consulta.

Revisión ginecológica en una consulta.

Nieves Salinas

Las infecciones vulvovaginales representan el 20% de las consultas ginecológicas en España, donde el 75% de las mujeres padece un episodio de vulvovaginitis sintomática a lo largo de su vida y, entre el 40% y 50%, al menos, un segundo episodio. Son datos aportados este miércoles por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) que ha elaborado la primera guía de asistencia práctica para el diagnóstico y tratamiento de este tipo de infecciones.

El documento, informa la SEGO, tiene como objetivo contribuir a la buena práctica profesional de todos los especialistas en este ámbito, sobre todo a los más alejados de los grandes hospitales y clínicas, y mejorar la detección y tratamiento de este tipo de patologías, muy comunes y frecuentes entre las mujeres, así como a los médicos que prestan su asistencia en Atención Primaria, con el fin de mejorar la atención a las pacientes.

Mucosa vaginal

La vulvovaginitis o infección vulvovaginal es la inflamación de la mucosa vaginal y de la piel vulvar, aunque no siempre se afectan ambas zonas de forma simultánea. Las infecciones, detalla la SEGO, pueden presentar diversos síntomas y signos en función del tipo. Los más frecuentes son: prurito (picor), ardor, dolor (vulvodinia), eritema (enrojecimiento de la piel), edema inflamatorio de piel y mucosas, y aumento de la secreción vaginal, en ocasiones maloliente, de color y características diferentes según el agente causante.

Las infecciones más frecuentes, explican los médicos, son la vulvovaginitis candidiásica y la vaginosis bacteriana. En la actualidad, se considera que las alteraciones de la microbiota vaginal son el eje fundamental de este tipo de alteraciones.

Factores desencadenantes

En la práctica clínica no siempre es posible determinar los factores desencadenantes de este tipo de infecciones, advierten los ginecólogos, mientras que el tratamiento puede no ser el adecuado ya que a veces es la propia mujer quien se autodiagnostica y trata, teniendo como consecuencia la aparición de recidivas (recaídas o repetición de la infección), que según los médicos son un problema para la paciente y para el ginecólogo.

Un médico en consulta.

Un médico en consulta. / EPE

Por eso, desde la SEGO, resaltan la importancia de la guía práctica, que recoge métodos, pautas y recomendaciones. El documento, pionero en España, incluye toda la información conceptual y descriptiva de las infecciones vulvovaginales más comunes, sus posibles causas y síntomas, las principales pautas y medidas basadas en la evidencia científica para el diagnóstico y tratamiento. También recoge las novedades terapéuticas más recientes, así como las actuaciones a realizar ante las posibles recaídas o recurrencias por parte de las pacientes.

Infección recurrente

La guía contempla un apartado concreto para la vulvovaginitis candidiásica, una enfermedad inflamatoria de la vagina producida por diferentes especies de hongos, fundamentalmente de la especie Candida, que supone aproximadamente el 25% de las vulvovaginitis infecciosas. Esta infección es un proceso muy común en las mujeres adultas, con mayor incidencia entre los 20-40 años.

Se calcula que, a los 25 años, el 50% de las mujeres habrá tenido al menos una vulvovaginitis candidiásica

Se calcula que, a los 25 años, el 50% de las mujeres habrá tenido al menos una vulvovaginitis candidiásica y que, entre las mujeres premenopáusicas, el 75% habrá sufrido al menos un episodio de esta infección, y el 45% dos episodios o más. A su vez, se estima que el 5% de las mujeres con vulvovaginitis candidiásica acabará presentando una infección recurrente y que el 5-8% de todas las mujeres adultas tendrá esta patología con recurrencia.

El tratamiento

Entre sus factores desencadenantes, un mal control de la diabetes, el uso de antibióticos (que provoca un desequilibrio de la microbiota vaginal), tener niveles elevados de estrógenos (debido al uso de anticonceptivos, el embarazo y tener una terapia estrogénica) o padecer enfermedades inmunodepresoras (VIH, lupus u otras). Para su detección, recomienda la SEGO, se debe realizar "una exploración minuciosa y pruebas complementarias que confirmen los síntomas, ya que una de las causas frecuentes del fallo terapéutico en un diagnóstico erróneo".

En cuanto al tratamiento, se recomiendan los tópicos con derivados imidazólicos, poliénicos o piridona de corta duración, que han demostrado su eficacia y seguridad y pocos efectos adversos. En el caso de las vulvovaginitis candidiásicas recidivantes (recurrentes o que reaparecen tras un periodo de curación), la guía aconseja reforzar el tratamiento, ya que en un porcentaje considerable de casos el tratamiento farmacológico con azoles no elimina la presencia del hongo en la vagina y este se desarrolla de nuevo cuando se dan las condiciones ambientales favorables.

Microbiota vaginal

Otro apartado de esta guía práctica, que ha estado coordinada por María Jesús Cancelo, vicepresidenta de la SEGO, se centra en la vaginosis bacteriana, infección motivada por un desequilibro de la microbiota vaginal y el incremento de diversas bacterias que, en su mayoría de casos, es asintomática, aunque en otros presenta como síntoma principal el incremento de la secreción vaginal maloliente. Esta infección se calcula que afecta al 8-30% de las mujeres sexualmente activas de los países desarrollados y entre sus factores de riesgo se encuentran el tabaco, el uso de duchas vaginales o productos de higiene intravaginal o ser mujer de raza negra.

Ante el riesgo incrementado de ITS, bacterianas o virales, en las mujeres que sufren vaginosis bacteriana, se recomienda realizar un cribado de VIH en las pacientes que la tienen de forma recurrente

A pesar de que no es considerada una infección de transmisión sexual (ITS), es una patología que aumenta con el número de parejas sexuales. En este sentido, y ante el riesgo incrementado de ITS, bacterianas o virales, en las mujeres que sufren vaginosis bacteriana, la guía recomienda realizar un cribado de VIH en aquellas pacientes que la tienen de forma recurrente (recidivante).

Una mujer embarazada.

Una mujer embarazada. / EPE

Además de los clásicos tratamientos antibióticos, el documento de la SEGO indica que cada vez se pone más en valor el tratamiento no antibiótico, como el ácido láctico o los probióticos que permiten reducir las resistencias a los antibióticosEn el caso de mujeres embarazadas, se recomienda el uso de cloruro de decualinio como tratamiento de elección durante la gestación, mientras que no está aconsejado el uso de antibióticos durante el primer trimestre del embarazo.