El dorado, el negro y el brilli brilli a modo de segunda piel, tacones infinitos, chaquetas e incluso alguna corbata formaban parte del uniforme básico de todos aquellos que se subían al emblemático ascensor del Paseo Martítimo de Palma que les llevaba hasta la fiesta. Ya fuera gala de tarde o de noche, un concierto en directo o un evento especial, Tito’s ocupaba siempre un lugar en el corazón de los palmesanos. Por eso, anoche, a las puertas de la que será ya su ubicación definitiva en una Magaluf que lucha por zafarse de su imagen de turismo de borrachera, las sensaciones eran encontradas. Había ilusión por volver a bailar en una pista bajo la dirección de Jaime Lladó -imposible no verlo, con su chaqueta brillante, ejerciendo de perfecto anfitrión- y el sello del grupo Cursach; pero también incertidumbre por cómo han cambiado las cosas y cómo será ese nuevo tipo de ocio del que todos hablan, al que todos aspiran y que dicen de calidad alejado del consumo de alcohol. Veremos si la apuesta funciona cuando llegue el verano.

Titos Calvia Beach by BCM abre sus puertas en Magaluf, buscando la calidad y huyendo del turismo de excesos

Titos Calvia Beach by BCM abre sus puertas en Magaluf, buscando la calidad y huyendo del turismo de excesos Javier Fernández

La inauguración de Tito’s Calvià Beach, a la que el próximo jueves se sumará la renovada BCM, atrajo a clientes de toda la vida y un público de más de 25 años que cumplió con la etiqueta exigida, elegante, aunque eso sea en la mayoría de los casos un término flexible. En lo que no se vacilaba era en el protocolo sanitario: el certificado Covid, prueba PCR o antígenos y mascarilla son los nuevos indispensables en los bolsos y billeteras; sin ellos, no hay paraíso, ni mucho menos fiesta. Superados los controles de acceso, y tras pisar la legendaria alfombra negra con el nombre de Tito’s grabado en blanco, lo primero que llamó la atención de esos clientes ávidos de retener en su retina cada uno de los detalles de la nueva sala fueron las luces y ese techo formado por 315 triángulos geométricos que se mueven al compás de la música. Se bailó a ritmo de los 80, los 90 y los temas más comerciales del momento mientras se miraba a un lado a otro, en una especie de asombro. Por allí vimos a la diseñadora Martina Benvenutto, al maquillador Jose Ojeda, la cantante Lorena Ares, que ofreció una actuación sorpresa, y también representación institucional. Muchos pasaron por el que sin duda se convertirá en unos meses en un photocall emblemático: sofá de terciopelo negro y luces de neón rosas chicle y brindaron con copa de cava, cortesía de la casa. Por cierto, que ambas salas abrirán los días destacados de fiestas, 24 y 25 de diciembre; y 31 y 1 de enero. Después, parón hasta ver el panorama.

Lo cierto es que no sabemos si fueron las ganas de volver a sentirse un poco más libres, el poder tomar una copa dejándose atrapar por ese sonido envolvente de máxima calidad o los 30 metros de pantalla, lo cierto es que la noche fue larga para los cerca de mil asistentes que arroparon, aplaudieron y celebraron que Tito’s no ha muerto, que sigue muy vivo.