Continúan sucediéndose las noticias sobre el desprendimiento de icebergs en la Antártida, cada vez con superficies mayores. Ahora se ha conocido un nuevo caso con unas dimensiones superiores a la isla de Mallorca. El calentamiento global está acelerando este tipo de fenómenos.

Un enorme iceberg se ha desprendido de la plataforma de hielo Ronne, en la Antártida, y ahora navega a la deriva por el mar de Weddell. Se trata del A-76, según informó este miércoles la Agencia Espacial Europea (ESA), y es el más grande del mundo detectado hasta ahora.

Las imágenes del iceberg fueron tomadas el 14 de este mes de mayo por la misión Sentinel-1 del programa de observación terrestre Copernicus, impulsado por la ESA y la Comisión Europea.

Según se indicó, tiene unos 170 kilómetros de largo y 25 kilómetros de ancho, por lo que su superficie alcanza unos 4.320 kilómetros cuadrados. De esta manera, es más grande que la isla española de Mallorca, que tiene 3.640 kilómetros cuadrados.

Con su enorme su tamaño, desplazó del primer puesto del ranking al iceberg A-23A, que tiene unos 3.880 kilómetros cuadrados y también navega por el mar de Weddell.

El A-76 fue detectado por la Prospección Antártica Británica y confirmado por el Centro Nacional del Hielo de EEUU a través de imágenes de la misión Copernicus Sentinel-1, que está compuesta por dos satélites en órbita polar que son capaces de tomar imágenes independientemente de las condiciones meteorológicas y de si es de día o de noche.

Con anterioridad a este y al A-23A, se han producido otros desprendimientos de grandes icebergs en los últimos años, como sucedió en 2017 con el D28, que tenía inicialmente 1.582 kilómetros cuadrados, más o menos como Gran Canaria, una superficie que se ha visto superada sucesivamente.

El nuevo iceberg será objeto ahora de seguimiento detenido por parte de los expertos para comprobar tanto su rumbo como la aparición de grietas u otros fenómenos habituales en este tipo de formaciones.

El calentamiento global favorece el desprendimiento de gigantescas masas de hielo en el Ártico, por lo que este tipo de eventos podría ser cada vez más habitual, señalan los científicos.