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El fraude del origen de la miel

Los apicultores mallorquines denuncian el engaño que se está produciendo con la venta de este producto: "Algunos envasadores la compran barata fuera y la revenden como si estuviera producida en la isla al mayor precio posible"

El fraude del origen de la miel

No todas las mieles son iguales, por muy dulces que puedan resultar en el paladar. Pero en esta ocasión no se trata de hablar de tipos de miel multiflorales o monoflorales, sino de la problemática con la que tienen que lidiar los apicultores mallorquines: los envasadores que venden miel fuera de la isla como si fuera mallorquina.

"Se trata de un engaño", afirma Pau Queralt, apicultor de Alaró y copropietario de Mel Vici. El problema es que esta práctica es legal ya que la normativa española actual apunta que tan solo tiene que especificarse si la miel procede o no de la Unión Europea. Es decir, que una persona puede poner el nombre, por ejemplo, de Pollença o PollençaPalma en el nombre comercial y no tendrá ningún problema. Gori Lladó, apicultor de Campos y propietario de Mel Son Gravot, explica que en Mallorca es muy difícil hacer miel y la que se hace se compra a buen precio. "Muchos empiezan a poner colmenas pero con el tiempo ven que no es fácil producirla y que sale mucho más rentable abandonar las abejas y dedicarse a envasar la miel que producen otros fuera de Mallorca". "El problema -apunta Queralt- es que esta gente se aprovecha de nuestro trabajo ya que la compran al menor coste posible y la revenden al mayor precio posible, aprovechando lo bien valorada que está la miel mallorquina", cuyo precio por kilo oscila entre los 14 y los 18 euros.

Los apicultores mallorquines no tienen miel todo el año, ya que la demanda es superior a la oferta. Por ejemplo, Pau y su socio Biel tienen unas 140 colmenas y este 2018 recolectaron 900 kilos de miel; mientras que Lladó, con unas 80 ha recolectado unos 200 kilos. "Ha sido un mal año", apuntan. Ambos agotan sus existencias entre conocidos y alguna feria. De hecho, Lladó se sorprende de la paciencia que tienen sus clientes que esperan ansiosamente el fruto de sus abejas. Es por ello que identificar a estos envasadores es fácil ya que cada semana suelen acudir a mercados y ferias, y nunca se les acaba la miel. También hay otras formas de desenmascararlos, por ejemplo, "en Mallorca no se hace miel de castaño, ni de eucaliptus ni de tilo", explica Queralt. De hecho, recuerdan el hecho ocurrido a finales del mes de diciembre pasado, cuando los bomberos acudieron a un garaje particular de Pollença para sofocar un incendio y se encontraron con unos bidones con caracteres orientales llenos de miel y calentados a través de una resistencia junto a tarros vacíos con el nombre de la población, supuestamente preparados para envasar y comercializar.

Mieles chinas de baja calidad

Los apicultores españoles también han alzado su voz contra la normativa actual y han creado la plataforma "Etiquetado Claro Ya" con la que piden mejorar la información al consumidor y defender la apicultura local. Remarcan que si no se establecen medidas ante la introducción de mieles chinas de baja calidad, "la apicultura española se hace menos rentable y la subsistencia de familias que se dedican a esto peligra, en muchos casos abandonando la actividad, con el perjuicio medioambiental de no mantener esas abejas tan beneficiosas para el medio ambiente", afirma el manifiesto.

En este sentido, el Ministerio de Medio Ambiente está trabajando en la modificación del proyecto de Real Decreto 1049/2003 relativo a la norma de calidad de la miel, en principio, para implementar un etiquetado de origen de la miel más claro y útil para los consumidores. Entre las medidas que reclaman los apicultores se encuentra la de indicar los países donde se ha cosechado la miel y porcentajes de mezcla (ya que algunos combinan las de Asia con las europeas). Pau Queralt apunta que también debería añadirse la comunidad autónoma o región. Otro aspecto que exigen es que la miel no se someta a tratamientos de calentamiento por encima de 45°C o microfiltrados que eliminen el polen intrínseco de la miel, ya que en estos casos pierde propiedades. Ahora bien, en caso de hacerlo, reclaman que se etiquete como "edulcorante o miel industrial" ante el consumidor final.

Esta campaña de los apicultores coincide con otra iniciativa que han puesto en marcha las diferentes organizaciones de consumidores y usuarios junto con agricultores de Europa, bautizada como Eat Original, a través de la que quieren pedir a la Comisión Europea y al Parlamento Europeo que replanteen y aumenten el número de productos alimentarios en los que tiene que ser obligatorio indicar el origen.

Por su parte, Bernat Esteva, presidente de l'Associació Balear d'Apicultors (ABA), explica que la entidad se ha adherido a la 'Plataforma Etiquetado Claro Ya!' "el consumidor tiene que saber qué tipo de miel compra y su origen. Este último aspecto es muy importante porque las leyes son muy antiguas y ahora se puede vender este producto con un 1% de miel de Europa y el resto ser de China". Esteva también comenta que la demanda de miel en Mallorca es superior a la que se produce, de hecho, hay quien duda que toda la miel que se vende en la Fira de Llubí sea de procedencia mallorquina, como establece la organización. Preguntado por si en ABA hay envasadores, Esteva responde que "normalmente son apicultores, ahora bien, puede haber alguno que para responder a la demanda compre miel en la península. No nos consta que ningún apicultor mallorquín compre miel directamente de China, tal vez de Barcelona y que esta miel no proceda de allí, por ello es importante que esté bien etiquetada". También apunta que desde ABA no se denuncia ningún caso de presunto fraude: "no es nuestra función, no tenemos medios para hacer analíticas, ésto corresponde al Govern. Nosotros nos dedicamos a fomentar el crecimiento de la apicultura en las Islas.

Prácticas penadas con multas

El Govern. Así lo explica Miquel Àngel Frau, jefe del Servei de Qualitat Agroalimentària (SQA). Comenta que el objetivo de este departamento es controlar todos los alimentos, incluida la miel, que se comercializan en Balears, estén o no producidas en las islas. Concretamente en el tema del etiquetado de la miel, explica que hay unas menciones obligatorias que consisten en el país de origen, la fecha de consumo, el contenido, la razón social y la dirección del comercializador. Pero además, según el reglamento de la Unión Europea sobre la información alimentaria facilitada al consumidor, la etiqueta no puede utilizar ninguna mención que pueda inducir a error; es decir, que no puede hacer pensar al comprador que la miel tiene un origen diferente al real. Por ello, se establecen sanciones económicas de 3.000 a 600.000 euros. También explica que anualmente se hace una planificación para detectar casos, pero los recursos de la Administración son limitados por lo que recuerda que los productores e industriales están obligados a denunciar los casos que conozcan de prácticas fraudulentas, unas denuncias que se priorizan desde el servicio. De hecho, durante el año pasado se iniciaron 7 expedientes sancionadores referentes a miel. Otras prácticas fraudulentas consisten en adulterar la miel, es decir, añadirle siropes a base de azúcar para sacar más provecho económico o mencionar erróneamente su origen floral. Pese a ello, Frau avisa que no se trata de una práctica habitual y que no hay que crear alarma, de hecho, la mayoría de expedientes son porque se dice que una miel es monofloral, por ejemplo de romero, y el porcentaje de esa flor no alcanza al mínimo estipulado para que se pueda denominar de esta manera. El SQA también dispone maneras de encontrar a estos estafadores, por ejemplo "analizando la miel podemos ver si hay restos de polen de flores inexistentes en Balears o a través de inspecciones, con las que se pueden descubrir partidas de mieles que no se sabe de dónde han salido".

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