La desaparición de Madeleine McCcan no es la única de un menor en los últimos diez años. En ese periodo se han producido en el mundo sucesos semejantes, en los que la investigación ha resultado igualmente infructuosa, algunos de ellos en España, como los caso de Yeremi Vargas o Sara Morales. Pero, probablemente, ninguno ha logrado una repercusión mediática tan amplia.

La niña Madeleine McCcan desapareció un 3 de mayo de 2007, a punto de cumplir 4 años, en un hotel de Praia da Luz, en la región del Algarve, en Portugal, donde sus padres se alojaban por sus vacaciones. Según la versión de los progenitores, Gerry McCann y Kate McCann, de nacionalidad británica, la pequeña desapareció cuando ellos permanecían fuera de la habitación donde dormía junto a sus hermanos menores, mellizos. En ese momento, al parecer, nadie se encontraba a cargo de los niños. Gerry McCann y Kate McCann explicaron que habían salido a cenar con amigos a un local cercano. Según su testimonio, abandonaron el alojamiento a las 21:00 horas locales. Media hora más tarde, Kate regresó y comprobó que Maddie no se encontraba en el apartamento. Sobre las 22:00 horas se produjo la denuncia de su desaparición. A partir de ahí, un sinfín de pistas aparentemente falsas, cabos sueltos y una búsqueda sin resultados alimentaron todo tipo de hipótesis.

Enseguida, Gerry McCann y Kate McCann iniciaron una gran campaña mediática, y abrieron un fondo que acabaría recaudando más de un millón de euros con el objetivo de promover la búsqueda de Madeleine. Desde entonces, sus apariciones en los medios fueron constantes. El matrimonió gestionó sus esfuerzos, y todavía lo hace, a través de una fundación, que cuenta con su propia página web: www.findmadeleine.com.

Mientras tanto, la investigación, gracias a perros de la policía británica, acabó hallando restos de sangre y fluidos de la pequeña en el coche alquilado por la familia McCann, y pruebas del usó de sedantes en fibras capilares de Madeleine. Con estos datos, la policía portuguesa llegó a declarar sospechosos a la pareja, que acabó abandonando el país para regresar a Inglaterra.

La noticia ya había conmovido el corazón de millones de personas, que seguían el asunto por la televisión en buena parte del mundo. Las hipótesis sobre la implicación de los padres y la falta de resultados en la búsqueda de la niña añadieron los ingredientes necesarios para que el caso se convirtiese en un culebrón que algunas cadenas se encargaron de explotar.

La investigación dio bandazos entre diferentes personas, desde un matrimonio británico que residía cerca del apartamento de los McCann a personas aisladas, entre ellas un ciudadano de origen ruso y un suizo residente en España e implicado en su país en la desaparición de una niña de cinco años. Esta segunda persona pasaba sus vacaciones en la zona en el momento de la desaparición, pero su pista se acabó descartando. Posteriormente, se suicidó.

Cierre y reapertura

En 2008, la policía portuguesa dio por cerrado el caso ante la falta de pruebas y retiró la condición de sospechosos al matrimonio McCann. Sin embargo, Scotland Yard lo empezó a revisar en 2011 y en 2012 reabrió la investigación de forma oficial.

El matrimonio McCann siempre ha permanecido firme y unido, pese a los rumores y la acusación de sospechosos por parte de la policía portuguesa. Siete años después, mantiene viva la esperanza de encontrar a su hija y trabaja activamente a través de su fundación en promover su búsqueda por todo el mundo.

La campaña organizada por los McCann ha sido incansable. En 2012 el Papa Benedicto XVI llegó a bendecir en Roma una imagen de Madeleine McCann que le mostró el matrimonio, ambos católicos declarados.

Tras la reapertura del caso, Scotland Yard ha publicado de forma periódica nuevas informaciones relacionadas con la investigación. El 17 de mayo, los detectives comunicaron la identificación de "varias personas" relacionadas con el caso. El 4 de julio, anunciaron una nueva línea de investigación que incidía en la "posibilidad" de que la pequeña esté viva. En octubre, Scotland Yard difundió dos imágenes generadas por ordenador de un hombre al que se habría visto cerca del lugar donde desapareció la pequeña en 2007. El mismo mes del pasado año la Fiscalía portuguesa también reabrió el caso al tener "nuevos indicios".

Las últimas revelaciones de Scotland Yard apuntan a un delincuente en serie, en el marco de una investigación que incluye otras agresiones sexuales a niñas. Hasta hoy, sin embargo, ningún dato ha resultado concluyente.