Pete Seeger es símbolo de muchas cosas, el origen, o uno de ellos junto a su colega Woody Guthrie, de la protesta a todos los niveles, política, social y musical. El cantautor norteamericano falleció ayer en Beacon (Nueva York) a los 94 años. Su pelea fue contra el sistema establecido, de apoyo a los sindicatos, a la clase obrera como comunista (con lo que supone ser comunista en Estados Unidos) y más adelante por los derechos civiles de Martin Luther King. Su We shall overcome se convirtió en la banda sonora de aquella gran manifestación. Estuvo metido en todas las luchas y protestas habidas y por haber, fuere el tiempo que fuere, léase las guerras de los sesenta y setenta. Y, claro, ya había pasado por la lista negra y el Comité de Actividades Antiamericanas.

Tuvo al cabo del tiempo muchos seguidores musicales e ideológicos, alguno en versión anárquica, como Billy Bragg (que más tarde haría dos volúmenes con Wilco de canciones perdidas de su colega Guthrie), y en los sesenta puso en la línea de salida en cuanto a conceptos artísticos y hasta ideales a Dylan y unos cuantos más (The Byrds, Peter Paul & Mary...). Bruce Springsteen siguió sus pasos o más bien lo homenajeó con la gira (que también circuló por España) We shall overcome: The Seeger Sessions, en la que el Jefe se hacía cargo de la historia musical de Pete Seeger, con piezas de referencia.

Porque al margen de ese mensaje de protesta también fue Seeger todo un personaje en el cuidado del folk norteamericano, aunque con sus toques evolutivos, que tan poco le gustaron en otros casos; si no, obsérvense las duras críticas a Dylan cuando éste decidió enchufar sus guitarras y demás instrumentos a un amplificador. La idea dylaniana, y así se demostró más adelante con excelentes resultados, era acercarse al modelo rock.

Seeger ha sido, pues, todo un referente musical (con canciones como Little boxes, su Guantanamera, This land is your land, entre otras), con ese registro folk, con numerosas obras que han quedado de guía.

Activista desde los años 30

Comenzó pronto con la música, ukelele y banyo en mano, para arrancar después una carrera que cultivaría la pureza sonora al máximo. Estas cosas eran una figura de su ideario, como lo fue el respeto por la naturaleza, y así lo plasmó en sus diferentes épocas de activista, desde los años 30.

Tiene en esto de la música unos precedentes que ya de por sí dan currículum, como su encuentro en Nueva York, una vez que se despidió de Harvard, con el bluesman ultraclásico Leadbelly. Y claro, no faltó su coincidencia con Guthrie, con quien hizo algunos actos de protesta a favor de los marginados de la época, en la que había mucho excluido, especialmente inmigrantes. También se asociaron para dar ´caña´ política en la II Guerra Mundial, al tiempo que nacía el grupo Almanac Singers.

De ahí, con el paso del tiempo, partiría la ebullición del ´Village´ neoyorquino; partiría, en fin, una sólida rama de la música popular que ahora conocemos y que en muchos casos se ha convertido, vía versiones, en banda sonora de las actuales generaciones.