¿Sexo, dinero y poder tras la dimisión del Papa? La renuncia de Benedicto XVI pilló por sorpresa al mundo entero, pero aún más las informaciones publicadas acerca de un documento secreto que revelaría una auténtica red de corrupción en el Vaticano. Sea o no el motivo por el que Joseph Aloisius Ratzinger abdicó de su trono espiritual, los ciudadanos consultados están en su mayoría de acuerdo en que lo hiciese, siempre y cuando fuese "coherente" y "sensato" con su forma de pensar. No así opinaron Xavi Antich o Miguel Ángel Beltrán, para los que el cargo de Pontífice otorga una "responsabilidad" de "aguantar" hasta el final. De lo que sí estuvieron de acuerdo casi todos fue del rumbo que debería tomar la Iglesia a partir de ahora: debería dejar de ser tan conservadora. "Abrise a los nuevos tiempos". Subirse al tren de la modernidad, porque, si no se conjuga eso con la aproximación a los jóvenes, "muy difícilmente van a seguir teniendo credibilidad", opinaba la estudiante Rocío Anidjar.

Otra de las preguntas formuladas fue si existía alguna predilección por el lugar de origen del próximo titular de la Iglesia Católica. En su mayoría, contestaron que les era "indiferente" salvo Antonio Hita (andaluz) y Rafael Linero (de Bilbao) que optaron cada uno por sus respectivas tierras.

¿Qué esperan entonces los consultados del nuevo Papa? ¿Qué política debería seguir? La respuesta fue contundente, unánime y clara: que consiga que la Iglesia destine más "ayudas, patrimonio y esfuerzos" en mejorar las condiciones de vida de sus fieles seguidores. Porque para algunos ser Papa es ser "una imagen pública" una "marioneta" controlada por el Vaticano. Y si de verdad quiere la Iglesia "presumir" de caridad, que lo haga otorgando todo su patrimonio a "quien verdaderamente le pertenece: a sus ciudadanos".