Hay en la obra de Andrés Planas algo de endiablado, de fantasmagórico, de macabro y surrealista que lo rodea, sin dejar a un lado la mediterraneidad de su origen. De abogado penalista de oficio pasa ahora su retiro profesional convertido en artista, algo que nunca dejó de ser "aunque fuese solo pintor de fines de semana". La Galería Fran Reus de Palma lo recibe (es miembro de la reconocida familia Planas) tras más de 20 años sin exponer en la capital de su tierra natal, y para la ocasión prepara una exposición "de las más completas" que ha hecho.

Hoy, a partir de las 20 horas, podrá verse su serie más reciente, Prótesis, junto a su primer videoarte; la colección que da nombre a la exposición, Meditecráneo y una selección de la serie autobiográfica dedicada a la educación represora (y con sotana) que se vivía en España en los últimos años de Franco.

Aunque todos los trabajos expuestos se ven impregnados del mismo estilo personal y truculento, el artista genera todo un universo "casuístico" en torno al implante mamario. El estallido de la polémica de los implantes PIP y la "peligrosa" relación con un cirujano amigo dio como resultado la utilización de estas siliconas caducas (no necesariamente industriales) que fueron portadas por mujeres reales y que Planas ha intervenido creando una serie de pequeñas instalaciones en urnas de metacrilato. Incluyen, junto a los elementos simbólicos que dan pistas sobre la vida y personalidad de la persona portadora de la prótesis, unas "etiquetas" que ponen nombre y apellidos a quienes la han llevado, de forma ficticia: "Es como mi último hijo; a veces he trabajado la intervención sabiendo el resultado que quería, la historia ya la tenía en la cabeza, otras, ha sido la historia que me ha proporcionado la inspiración", reconoce Planas. Para evitar su "dispersión", la serie ha sido recogida en un catálogo, titulado Las tentaciones de Santa Águeda, con prólogo de su comisario, Carlos Jover.

Al hilo de ese universo mamario, el videoarte se centra en "mostrar la realidad de la implantación y la extirpación", de estas prótesis, con imágenes reales, que hacen del resultado "un acto bastante violento", aunque "sin entrar a valorar" la acción en sí.

Mención aparte merecen la "barricada de cráneos" que dan título a la muestra. Un total de 300 piezas de collage, que parten de una hoja de revista intervenida mediante fotografía o pintura, pero siempre con la caja ósea "rematando la obra, como contenedor del ser, porque lo que está en un segundo plano es como una trayectoria vital que tuvo ese cráneo", explica. Esta serie también viene acompañada de un catálogo, que recoge junto a las imágenes unos textos referentes a la caja ósea recopilados por Juan Ravell.

La serie "negra" por excelencia es la basada en su infancia, con 34 piezas (de 300) que reflejan una educación religiosa estricta y acompañada de fetos de piel y barro cocido.