La chica de la puerta de al lado -next door girl- es el icono con el que sueñan los adolescentes masculinos anglosajones. La revista Nature ha utilizado ese lugar común para referirse al planeta que el equipo de Stéphane Udry, del Observatorio de Ginebra en Sauverny (Confederación Helvética), han descubierto en el sistema estelar de Alfa Centauri, el más próximo al nuestro; tan cercano que ambos se encuentran dentro de la Vía Láctea.

La metáfora es del todo adecuada porque la chica -o el chico- de la puerta de al lado remite a lo familiar, a lo que es parte de la manera de ser de uno mismo. El nuevo planeta, al que sus descubridores han denominado Alpha Centauri Bb -con una notable falta de sentido poético-, se encuentra a sólo 1,3 parsecs, es decir, a 4,28 años-luz de la Tierra. Si alguna vez consiguiésemos viajar a la velocidad de la luz sin morir en el intento nos plantaríamos allí en menos de un quinquenio en busca de bebecentaurianos. Pero la cercanía y la familiaridad son, ¡ay!, condiciones relativas. El nuevo planeta está dentro de lo que se denomina "zona habitable" -aquella distancia respecto del sol propio que haría que, de existir agua, ésta fuese líquida- y es de un tamaño que se estima, con las dificultades inherentes a la obtención de datos seguros a esa distancia, como semejante al de la Tierra. Pero ahí se acaban las similitudes. Aunque comparada con la estrella que nos da vida a nosotros Alpha Centauri B es más fría y algo más pequeña, el planeta Alpha Centauri Bb está a una distancia de algo menos de 6 millones de kilómetros de ella; sólo un 4 por ciento de la que separa a la Tierra del Sol. ¿Demasiado cerca como para albergar vida? No lo sabemos y tal vez jamás logremos averiguarlo por razones no científicas sino filosóficas porque, ¿a qué cabe llamar vida? Si convenimos en que un ser vivo es el que tiene ácidos nucleicos como son el ADN y el ARN, entonces los virus están vivos -por más que no tengan ninguna de las actividades tanto metabólicas como reproductoras del resto de los organismos-.

¿Habrá virus en Alpha Centauri Bb? Y si no los hay, ¿no podría ser que la vida fuera del Sistema Solar fuese distinta, tuviese otras claves? Las de un anclaje químico diferente al del carbono, por ejemplo, con el silicio como mejor candidato para las especulaciones. Pero si es así, si existe una "vida de silicio" o de cualquier otro tipo, ¿habría alguna manera de entenderla y no digamos ya de comunicarnos con ella? Las preguntas se disparan hasta llegar a la ciencia ficción sin que tenga mucho sentido, más allá del literario, seguir por ese camino. Sobre todo por el interrogante que Xavier Dumusque y sus colaboradores, los protagonistas del hallazgo de Alpha Centauri Bb, deslizan al final de su artículo. Hay una alta probabilidad de que otros planetas orbiten la estrella Alpha centauri B, y tal vez exista alguno en la zona habitable de condiciones aún más cercanas a las de la Tierra. Digamos que un verdadero planeta de la puerta de al lado.