Intelectual de primerísima fila. Figura polifacética. Aportación al mundo cultural catalán, y en especial, al universo literario mallorquín como lo han hecho muy pocos. Las palabras que se recitaron ayer en el parque de Ses Estacions para ensalzar la importancia que tiene la investigación personal llevada a cabo por Josep Massot i Muntaner debían de ser de cinco minutos por glosador, pero la tarea se tornaba a cada segundo más ardua de sintetizar. Y es que el monje benedictino de Monserrat ha significado un legado tan importante para la cultura de los países catalanes "y en especial para los mallorquines" –reiteraba el filólogo y político Damià Pons– que si intentásemos eliminar todo rastro de aportación de su persona en el mundo de la cultura se quedaría coja para siempre. O deberíamos inventarnos un nuevo Josep Massot i Muntaner, apuntaba alguno de ellos.

La filóloga Pilar Arnau, el historiador David Ginard y Pons fueron los responsables de dar luz a los asistentes acerca de lo revelador que resulta el Premio de Honor de las Letras Catalanas otorgado a Muntaner. Un reconocimiento que se le entrega por su excelencia y rigor en la dedicación a la lengua y cultura catalanas, que ayer se ensalzó desde sus tres facetas: como historiador e investigador, desde el hecho literario cultural –como una de las líneas de trabajo a las que Pons hizo énfasis– y su inmensa labor –a menudo la menos visible y reconocida– como editor y director de publicaciones de la Abadía de Monserrat.

Del resumen de su extensa e "inmensa" aportación al mundo cultural mallorquín, se destacaron ideas como que el monje fomentó el modelo de investigación de las décadas siguientes a su estudio en profundidad de la realidad contemporánea de los países catalanes. Su influencia sirvió de "oráculo" para generaciones posteriores de escritores e investigadores. Su trabajo como historiador sentó referentes culturales que han traspasado fronteras y llegado a rincones perdidos de Europa. Su especialización el la Guerra Civil, el exilio y la represión en Mallorca significan mucho para el patrimonio literario de las Balears. Y también su dedicación a la literatura catalana antigua y el cancionero popular. Su mérito, explicaban, se halla en la gran cantidad de información "nueva" que ha elaborado gracias no sólo al análisis de libros ya publicados, sino a las informaciones de prensa, epistolarios, documentación privada y otras fuentes que hablaban de personajes concretos, de una realidad social "marcada ideológicamente" pero a la que Muntaner trató siempre con suma prudencia y objetividad.