­Isabel I de Castilla, la Católica, se subirá al escenario del Teatre Principal algo cambiada respecto a cómo nos la ha dejado la historia. Lo hará en la piel de un hombre, de dos metros de altura, y acompañada de un cardenal que interpreta una mujer, para enfrentarse a las pasiones que lleva dentro. Una tragicomedia sobre el poder y la vergüenza, sobre la ridícula brevedad de la vida y la evidencia insoportable de la muerte que firma la joven compañía La Calòrica, mitad catalana, mitad mallorquina.

"Recomendamos a los catedráticos de historia tranquilidad si ven la obra, porque hay anacronismos", señaló ayer Joan Yago, responsable de la dramaturgia.

Feísima enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I es una explosión grotesca "con mucho contenido humorístico", irreverencia y "mala leche", agregó Yago, quien puntualizó que "no es una obra histórica y mucho menos un intento de ensalzar la figura de la Católica".

En lengua castellana y con una duración de setenta minutos, el montaje es el resultado de "un trabajo teatral muy artesanal".