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Crítica de música

Bach, Bach

Lang Lang, el jueves en Formentor. Cati Cladera/Efe

Con más de cien mil pianista profesionales, era cuestión de tiempo que China diera al mundo de la música un nombre indiscutible. Ha llegado Lan Lang, con credenciales, a la cima del top ten. Esperemos que para quedarse. Es joven, nada divo. Mediático. Con las redes y la prensa a su favor. Un Liszt de nuestro tiempo. Un anti Glenn Gould.

Amable y simpático se presenta con un vestido moderno, con americana a rayas, saludando con complicidad.

¿Es el mejor pianista del mundo? Esa era una pregunta que se hacían y nos hacían algunos de los asistentes a ese recital que Lang Lang ofreció el pasado jueves en Formentor para inaugurar la presente edición del Formentor Sunset Classics.

¿Es, Lan Lang el mejor? ¿Quién los sabe? ¿Quién puede decirlo? Porque , ¿qué significa ser el mejor? En arte no existen los ránquines como en el deporte o en los exámenes, aunque muchos artistas se dejen la piel físicamente o vayan a por nota en cada una de sus apariciones.

Lang Lang es uno de los mejores, sí. ¿El mejor? Ahí queda la pregunta.

Sin duda el pianista chino conecta con el público. Nada teatral, cerrando los ojos o mirando al infinito, según la ocasión, Lang Lang seduce. Con una pulsación impecable que le permite una dulzura y un lirismo excelentes, el artista consigue un sonido claro en el que se escuchan todas las notas, en conjunto y en solitario. La claridad del sonido es, sin duda, su baza. Todo suena, todo se oye. Incluso los errores, que no los hay.

Tchaikovski y esas doce impresiones no impresionistas, románticas, sobre los meses del año, compuestas a partir de unos versos, pocos, de diversos autores como Puskin (La noche llena de penumbra) o Tolstoi (Hojas amarillas revolotean al viento) que forman Las Estaciones, abrieron la velada y llenaron los primeros tres cuartos de hora de buen hacer. Delicadeza, lirismo, gracia, pasión, poesía. Todo en manos de esa joven realidad, que ya no es promesa. Una maravilla. Arte en estado puro.

Y luego Bach. Bach Bach a lo Lang Lang.

Una recomendación para saborear esa magna partitura barroca pero también intemporal que es el Concierto italiano. Escucharla, primero en una versión purista para clave, Wanda Landowska, por ejemplo; a continuación escuchen la versión de Glenn Gould y finalmente la de Jacques Loussier y su trío de jazz. Todo de corrillo, en menos de una hora. Un placer indiscutible.

Pues bien, la versión que hizo Lan Lang de ese BWV 971 del maestro une las tres maneras. Suena a clave pero es piano y con algunas licencias que parecen improvisadas como en el jazz. Bach a través del tiempo: a la modernidad se llega a través de la tradición. Uno puede innovar si conoce lo clásico.

El Concierto Italiano de Bach en manos de Lang Lang es diferente. ¿Magnífico? Sí, por heterodoxo y por nuevo. Con Bach el artista rozó el cielo. Se mostró y nos mostró como es. Qué siente y porqué, si no es el mejor sí es uno de los grandes.

Toda la segunda parte fue un monográfico Chopin, con una interpretación genial, sin reservas, de los Cuatro Scherzos de Chopin. Romanticismo envolvente. Una lectura personal, clara, didáctica incluso, del compositor polaco.

Y como bis, único, Alla Turca de Mozart. El público pedía más. Pero para él ya era suficiente. Dos horas de ejercicio mental, físico y artístico.

Lang, Lang, piano

Obras de Tchaikovsky, Bach y Mozart

++++½

Formentor Sunset Classics

Hotel Formentor

25-06-15

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