A bote pronto, los elementos de L´últim home que parlava català podrían parecer poco combinables: acoso inmobiliario, un escritor que está redactando en lengua catalana una novela sobre el último hombre que hablaba en catalán o un profesor norteamericano. Pero la emulsión resultante es compatible y notablemente ingeniosa.

Cada uno de estos mecanismos han sido dispuestos a modo de puzzle por el ganador, proclamado anoche, del XXIX Premi Ramon Llull, Carles Casajuana i Palet. "Es curioso", explicaba, "el mobbing inmobiliario termina convirtiéndose en mobbing literario, pues el acosado es un escritor que está terminando una novela que versa sobre el último hombre que hablaba catalán". El tema es metaliterario en este sentido, pues otro personaje, también hombre de letras, pero en este caso afiliado con las hispanas, discute con el protagonista, que se llama Bernat, sobre la composición de una novela.

Ya que la cuestión lingüística salió a la palestra, el escritor defendió que "en ningún momento el tono pretende ser dramático; sólo quiero que el lector se plantee el tema del bilingüismo y de la cultura catalana en general, que puede verse degradada y empobrecida". La novela que está escribiendo el personaje de Bernat está planteada como si se tratara de un texto de género policíaco, "porque la víctima es el catalán. El detective será en este caso un profesor norteamericano". El escritor y diplomático, pese a tratar y reflexionar sobre la cuestión de la lengua, quiso dejar claro que en tema lingüístico la cuestión es siempre sumar. "Lo que se sabe de una lengua no resta lo que se sabe de otra".

Casajuana respondió abiertamente a que su Bernat particular, de profesión relojero ("que bien sabe que el tiempo del mundo no es como el que marca un reloj"), suponía en parte un homenaje particular a Bernard Malamud, un escritor judío y norteamericano, reivindicado por Philip Roth. Más concretamente, la novela que marcó e inspiró decididamente a este escritor ganador del Ramon Llull es Els llogaters, una narración de Malamud que parte del acoso inmobiliario para ahondar en una serie de problemas étnicos en la ciudad de Nueva York.

El galardón, concedido por la editorial Planeta y el Govern de Andorra, tiene una dotación económica de 90.000 euros.

El jurado, que estuvo deliberando la calidad literaria y haciendo una criba de las 67 obras originales e inéditas recibidas, lo formaban Dúnia Ambatlle, Leonello Brandolini, Isabel Escudé, Pere Gimferrer, Gemma Lienas, Baltasar Porcel y Carles Pujol.

Cabe destacar como novedad la incorporación al jurado del editor francés Leonello Brandolini, que actuó en representación de Éditions Robert Laffont, editora en francés de la obra ganadora. En castellano y catalán la publicará como siempre Planeta.

El presidente de este gran grupo editorial, José Manuel Lara, y el presidente del Govern de Andorra, Albert Pintat, firmaron también ayer la renovación del convenio del Premi Ramon Llull por tres años más. Como resultado de este acuerdo, el galardón ha celebrado sus dos últimas ediciones en Andorra. Y han resultado ganadoras las obras Tigres, del mallorquín y colaborador de DIARIO de MALLORCA Gabriel Janer Manila, en 2007, y L´últim patriarca, de Najat El Hachmi, en 2008.

Casajuana nació en Sant Cugat. Ingresó en la carrera diplomática en 1980. Temprano estuvo destinado en las embajadas españolas de Bolivia y Filipinas.

De 1996 a 2001 fue el embajador de España en Malasia. De su estancia, nació una de sus novelas más conocidas y notorias, Kuala Lumpur.

Desde agosto de 2008 es embajador de nuestro país en Reino Unido.

Es autor de las novelas Tap d´escopeta (1987), Bondage (1989), La puresa del porc (1990), Punt de fuga (1992), Esperit d´evasió (1998), Domingo de tentación (2003), Kuala Lumpur (2005) y el ensayo Pla i Nietzsche: afinitats i coincidències (1996).

Casajuana ha demostrado ser un escritor que sabe combinar su vena literaria con su conocimiento del mundo merced a la diplomacia.