Ante olas de calor como la que recientemente hemos vivido y el verano tan caluroso que tenemos por delante según las previsiones, el Dr. Sergi Verd, pediatra de reconocido prestigio y miembro del equipo médico de Hospital Parque Llevant nos da algunos consejos para que los más pequeños disfruten del periodo estival, sin que el calor intenso les perjudique.

Identificar un exceso de calor

La zona del cuerpo que llega a sudar más por unidad de superficie es la frente. La frente de un niño perlada de sudor nos dice que está empezando a tener mucho calor. No obstante, también el sudor tiene una vertiente positiva y es que cuando se evapora, el cuerpo se refresca. Si el día es demasiado caluroso y húmedo, el sudor no llega a evaporarse, con lo que la piel sigue mojada. Este es un signo evidente de un exceso de calor ambiental.

Factores clave: Ambiente, hidratación, exposición al sol y ropa adecuada

Hay ambientes tradicionales o naturales que son más confortables en días muy calurosos. «Uno de ellos son las casas con las llamadas “persianas mallorquinas” que cuando están cerradas generan una ventilación que protege bastante del calor. El arquitecto Oscar Tusquets decía que, si una casa de la isla no tenía estas persianas, él prefería no visitarla. En definitiva, una buena ventilación en nuestro hogar resulta imprescindible en esta estación.

En lo que se refiere al uso de ventiladores y aire acondicionado, el doctor Verd asegura que es conveniente que se renueve el aire de las habitaciones. «El sistema más saludable es la ventilación natural, en general a través de las ventanas. Los niños que tienen un ventilador cerca sufren más resfriados nasales que los otros, y los que están en casas con aire acondicionado tienen más tos y bronquitis que los demás».

Otro lugar muy recomendable para huir del calor es sencillamente la sombra de un árbol, donde la temperatura es unos 5 grados centígrados más baja que la que existe a su alrededor; «esta disminución de temperatura hay que agradecerla al flujo del agua que discurre por el árbol y al vapor de agua sobre las hojas».

En cuanto a la exposición al sol, el pediatra explica que los niños mayores de seis meses tienen bastante melanina y, por tanto, ya pueden hacerlo. Los momentos más recomendables para hacerlo son al comienzo y al final del día, ya que los rayos del sol inciden de forma perpendicular. 

«Una capa gruesa de filtro solar con factor 15 protege de las quemaduras y no llega a tapar los poros de sudor, por lo que provoca menos sudaminas en la piel que los filtros más potentes», explica el Dr. Verd.

Hablando de la hidratación, la sensación de sed, a diferencia del hambre, está muy bien regulada en el ser humano. «Los corredores de maratón no mejoran sus marcas si beben por encima de lo que les dicta su propia sed. A partir de los 4 meses, no hay inconveniente para ofrecer agua a los bebés, que beberán lo que necesiten».

Hay que tener en cuenta que hay personas que necesitan beber más que otras, en función de los mecanismos fisiológicos de cada uno. «Los bebés en nuestra isla suelen demandar agua en los meses de julio y agosto, o cuando empiezan a comer con sal. Siempre debemos respetar su sed».

En cuanto a la ropa, al contrario de lo que se suele decir, un estudio publicado en Nature en 1980 mostró que la ropa negra holgada es mejor que la blanca, o que ir sin camisa en días calurosos. «La tela blanca refleja el calor y la negra lo absorbe. Una fuente importante de calor es el propio cuerpo, si uno lleva ropa blanca se devuelve a uno mismo el calor que antes ha pasado del cuerpo a la ropa. Si en cambio uno lleva ropa negra gruesa, ésta absorbe el calor del ambiente y del cuerpo, pero, siempre que la prenda sea holgada, resulta difícil que ese calor vuelva a pasar al cuerpo.»

Señales de alarma

Un buen indicador de la deshidratación en el cuerpo es el color de la orina. «La paleta de colores más usada tiene ocho tonos del amarillo, desde el más oscuro como coñac hasta el más claro como el melón por dentro. Si la orina de un niño es de las más oscuras, le falta agua. En cambio, si es de las más claras, uno puede estar seguro de que está bien hidratado».

Es muy frecuente que los denominados “golpes de calor” ocurran por dejar desatendido a un niño pequeño en un coche. Es un cuadro grave, y alrededor de uno de cada 30 pacientes fallece. Si se produce esta situación, es fundamental enfriar al niño con un baño de agua con hielo y acudir urgentemente a un Hospital.

Para acabar, un truco inesperado del pediatra; «los beduinos bebían sopa caliente para combatir el calor. Un estudio de la Universidad de Ottawa demostró que una bebida muy caliente en días de calor provoca una sudoración tan abundante que compensa el exceso de este que aporta esta bebida, resultando el balance neto que el cuerpo se refresque».