SI NECESITAS AYUDA, NO DUDES EN LLAMAR
Línea de atención a la conducta suicida (024)
Teléfono de la Esperanza (717 003 717)
Área de prevención del suicidio (911 385 385)
Las cifras de suicidios en España no paran de crecer. Tanto que en 2021 se superó el récord histórico con una cifra increíble (más de 4.000 sucidios), y en 2022 hemos vuelto a estar por encima de ese dramático número.
Y las historias alrededor del suicidio superan en mucho esas cantidades ya que, por suerte, por la providencia o por azar, muchas de ellas consiguen acabar bien y no engrosar la cifra.
Es el caso de Esperanza Díaz. Una niña que se escondía en un olivo cada vez que sus padres discutían. Era su lugar seguro. Se refugiaba en él porque no podía hacerlo en su casa, donde se suponía que tendría que haberlo hecho.
Y en ese mismo olivo donde se refugió durante tanto tiempo, también fue donde enterró toda su vida antes de intentar quitarse la vida con tan sólo 16 años.
Sin embargo, al igual que los cientos de personas que lo intentan cada día en España, Esperanza no lo consiguió.
"Cogí toda la medicación que utilizaba mi padre para sus problemas gástricos y sólo esperé a quedarme dormida para no volver a despertar. Pero no lo conseguí. Y pensé que hasta eso me salía mal en la vida", explica.
"Después de esto, —añade— mi madre, que es enfermera, me hizo un lavado de estómago y esa noche me pidió que no lo volviese a hacer. Y yo, por complacerle, le dije que vale, pero me pasé muchos años obsesionada con quitarme la vida".
Aun así, no fue hasta los 19 años cuando Esperanza por fin sintió que su vida había cambiado. Cuando dejó su casa atrás, se mudó lejos de ella, a otra comunidad autónoma, y empezó desde cero.
"Es más, cuando tuve a mi primera hija fue cuando me cambió radicalmente el chip", confiesa.
No se trata de un caso aislado. Esperanza es un reflejo de la realidad que vive España, en la que cada día se quitan la vida 11 personas y cientos lo intentan.
De hecho, 2021 alcanzó una cifra histórica, llegando a los 4.003 suicidios (2.982 hombres y 1.021 mujeres) y 2022 volvió a superar ese récord con una cifra de 4.097.
Frente a esto, los expertos son pesimistas con las cifras de 2023, porque ven que "todavía no se está haciendo nada por mejorar esta situación".
Del mismo modo opina José Manuel Dolader, director de la Asociación La Barandilla, quien también apunta que, desde la COVID-19, se ha visto que los empresarios han ocupado una gran parte de estas cifras al ver que sus negocios no tenían futuro.
De esta forma, dice el experto, "podrían evitarse muchos suicidios, mucho sufrimiento y atajar de raíz el problema".
Desde que se implantó "por fin" el 024 como una línea de atención a la conducta suicida el pasado mayo, elTeléfono Contra el Suicidio(911 385 385) pasó a ser un Área de prevención del suicidio.
Sin embargo, Dolader denuncia que el Gobierno no contó con la opinión de los teléfonos que ya estaban activos, como ellos mismos o como el Teléfono de la Esperanza (717 003 717), que aglutina 52 años de recorrido, para elaborar este nuevo proyecto.
Teléfonos que llevan años de experiencia y que, en palabras del experto, podrían haber ayudado mucho.
"¿Qué pasó? Que en cuanto lo anunciaron, se vieron rebasados. No supieron calcular bien y, ahora, para no volver a verse en esa situación, han dejado de publicitar el 024 más allá de días señalados como el de hoy", relata.
A ello se le suma una reducción del presupuesto inicial que iban a dedicar a este teléfono. Lo que ha generado que actualmente necesiten la ayuda de Europa.
SI NECESITAS AYUDA, NO DUDES EN LLAMAR
Línea de atención a la conducta suicida (024)
Teléfono de la Esperanza (717 003 717)
Área de prevención del suicidio (911 385 385)
"¿Cómo no va a ser la generación de cristal si son los niños que más solos han estado?", se pregunta Esperanza Díaz, indignada.
Hasta ahora se había hablado de la soledad indeseada haciendo referencia a los más mayores, pero ahora los expertos ponen su mirada también en los niños.
Para esta superviviente, que ya vivió esa soledad indeseada a su corta edad, esta situación se debe a que el trabajo está precediendo a lo personal.
Es más, Díaz aboga por fomentar los cursos para padres. Para que se formen y para evitar que se comentan errores que puedan llevar a los niños a esta situación.
Entre recuerdos, Esperanza asegura que, si pudiese volver al pasado, lo primero que haría sería "tirar de las orejas" a sus padres y al resto de padres "para que aprendiesen a escuchar".
Para los expertos, existe una tarea pendiente en los centros educativos, que es la de implantar la inteligencia emocional como asignatura. Con la intención, coinciden, de "evitar que reproduzcan los mismos patrones que nos han llevado hasta esta situación".
"A raíz de la COVID-19, no sabéis la cantidad de jóvenes de 12 o 13 años que se autolesionan. Los colegios se preparan cada vez más para dar respuesta a esta problemática, pero aún necesitan más recursos y herramientas para enfrentarse a estas situaciones, dada la complejidad y urgencia del problema", apunta Sarah Reyero Serret, psicóloga de Acierta Psicología.
Esta psicóloga explica, además, que las conductas agresivas —peleas como bullying— han aumentado desde entonces.
Por ende, Reyero y su compañero Juan Antonio Román, especialista en formación en Acierta Psicología, se dedican desde hace dos años a impartir talleres de inteligencia emocional en colegios madrileños, en los que se dan cuenta que los niños lo agradecen.
Pero esta acción, apuntan ambos profesionales, debe realizarse más allá del voluntariado.
Primero hay que entender que la persona que tiene pensamientos suicidas "realmente no quiere morir", sino "librarse de un profundo dolor emocional".
Y para reconocer este tipo de pensamientos, hay señales tanto verbales como no verbales.
Se debe recordar que estos pensamientos no aparecen por una sola causa y no siempre existe un trastorno mental detrás de ellos, por lo que lo pueden sufrir cualquiera.
Hace comentarios negativos sobre su vida o sobre sí mismo.
Eso sí, no son comentarios puntuales, sino cronificados que, muchas veces se banalizan bajo la premisa de "son cosas de niños".
Tal y como señala Juan Antonio Román algunas son:
Entre otras.
Si conoces a alguien que llega a plantearse el suicidio:
Si alguien te cuenta que tiene pensamientos suicidas:
Tal y como opina el director de la Asociación La Barandilla, el 2024 será "el año" de la Prevención del Suicidio.
Dolader se basa en que, actualmente, se está empezando a tener planes de prevención en más Comunidades Autónomas (CC. AA). Algo inédito.
Por lo tanto, el 2024 será el año en el que se comiencen a ver los resultados de estos nuevos planes, sumados a todos los eventos realizados por las entidades que realmente se preocupan por esta situación.
A pesar de que este sea un mensaje de esperanza, más de 33 entidades (entre ellas la Asociación La Barandilla), y a través de la iniciativa "Hagamos un Plan", se han unido para seguir luchando por un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio.
Asimismo, Lancho observa que, uno de los mayores obstáculos que presentan los planes propuestos por el Gobierno es que no se revisan. Esto hace que no se aprenda de los errores y que, por ende, terminen fracasando.
¿Qué le diría a la Esperanza del pasado?
Que busque el coraje y el valor. Que entre todas esas puertas que aparentemente parecen cerradas, hay una abierta. Y que, si no la ves, ponte gafas. Todo acaba pasando y este malestar no es para siempre.
¿Y a aquellos que están pasando por ese momento por el que pasó la Esperanza de 16 años?
Les diría esta frase: Si lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas. Dame la mano. Ven a verlas conmigo.