Lo dijo Rodrigo Battaglia, más atinado ante los micrófonos que sobre el césped, al término del partido ante el Girona el pasado sábado: «Somos seres humanos y no robots, sufrimos mucho el calor». Le secundó su entrenador, Javier Aguirre: «No diría que es criminal jugar a las 14 horas, pero este horario va en detrimento del espectáculo. LaLiga tendría que pensarlo, debería ser un poco más juiciosa». Son dos de las muchas críticas que se escucharon y se pudieron leer por la atrocidad que supone fijar un partido bajo un sol de justicia y temperaturas que sobrepasaron con creces los treinta grados.
El Mallorca también tiene su cuota de responsabilidad en jugar tres partidos de forma consecutiva a las dos de la tarde, en un mes de septiembre calcado a julio y agosto, con un calor sofocante. No es suficiente con que pida de forma tímida el cambio de horario a La Liga; ha de protestar de forma enérgica y hacer ver a Tebas del peligro que supone para la salud jugar a estas temperaturas. Dan ganas de decirle al presidente de la patronal del fútbol que juegue él. Sería la única forma que entendiera que en estas condiciones no se puede disputar un encuentro de alta competición.
Por si no bastara un partido a las 14 horas,
LaLiga, con cierto recochineo, también obliga al Mallorca a jugar los dos próximos partidos a esa hora, ante el Real Madrid el próximo domingo y contra el Almería en Son Moix el día 17. El Mallorca debe protestar, pero poco conseguirá si a la queja no se unen el resto de clubes de LaLiga. Hoy le toca al Mallorca, con la excusa de que, con la presencia de Kang, debe vender su producto al mercado asiático -no ocurre lo mismo con la Real de Kubo-, pero llegará el turno para otros equipos que, como los rojillos, y dejados de la mano de Dios, solo tienen derecho al pataleo, sin ningún resultado. O se unen todos por la causa o Tebas seguirá riéndose a la cara de todos ellos. Hasta que ocurra una desgracia y todos lamentemos, Tebas seguramente que el primero, la tragedia anunciada.
Dan ganas de decirle al presidente de la patronal del fútbol que juegue él con estas temperaturas
La indignación de la afición del Mallorca
no se redujo al infame horario del duelo ante el Girona. También, y con razón, por los escasos puntos de venta en el estadio de bebidas para sofocar la sed y el insoportable calor. Las colas en los prolegómenos y en el descanso del partido fueron la tónica, entre la desesperación de una afición que, posiblemente, se lo pensará dos veces antes de volver. El mismo enfado que provocaron en los aficionados que acudieron ayer a Son Bibiloni para el estreno del filial, que vieron cómo el único chiringuito que hay en la ciudad deportiva estaba cerrado a cal y canto. El abonado se merece un mayor respeto por parte de un club al que le falta tacto y claramente un líder, una persona de peso que dé la cara y explique qué ha pasado. Y, sobre todo, que no se volverá a repetir.
Enric Mas no se rinde
El corredor de Artà demostró ayer en la exigente etapa de Sierra Nevada que no se rinde. Segundo en la jornada, atacó al fin a Evenepoel y Roglic, a los que sacó unos segundos que se antojan insuficientes para desbancarlos de las dos primeras posiciones. Lo que sí parece garantizado es su presencia en el podio. Falta saber en qué puesto.
