Amath Ndiaye (Dakar, Senegal, 1996) sirve para todo. Para ser delantero, para ser extremo o incluso para defender como un lateral, o para las tres cosas a la vez. Ayer en Butarque le dio la razón a Luis García, que le tiene entre los fijos, con una sensacional actuación. La diferencia es que el gol que anotó, el tercero tras el que metió al Málaga y Logroñés, sirvió para dar tres puntos muy deseados.

Hay un sector del mallorquinismo que debate sobre cuál es la posición en la que Amath aporta más. El técnico casi siempre le había utilizado de ariete de referencia con un buen nivel, pero no es su posición natural. El buen momento de Abdón Prats le desplazó a la banda izquierda en la primera parte, aunque en la segunda gozó de más libertad y apareció más por el centro. En una demarcación u otra, el africano es de los que siempre aparece. De hecho, ayer fue decisivo. Dejó pasar el balón tras un pase de Galarreta, le ganó la espalda a la defensa y Abdón le envió un gran pase, en una falsa pared, que se convirtió en gol. Una maravilla que le hizo volver loco de alegría y dedicársela al histórico jugador de su país, Papa Bouba Diop, fallecido por E.L.A. Todo un homenaje.