La ovación que recibió el equipo al final del partido por parte de su afición resume a la perfección todo lo que se vivió en la tarde de ayer en Son Moix. Una tarde llena de emociones, de goles, de jugadas polémicas, de expulsiones, pero, sobre todo, de pundonor y entrega de los jugadores del Mallorca, a los que nadie les podrá negar que no lo intentaron hasta el último segundo. Al final, una derrota que duele por la forma en que llegó, después de ser superior todo el partido a un Málaga que se limitó a sacar la máxima productividad a sus escasas ocasiones. Los goles del equipo de Muñiz llegaron por errores de la defensa local, el primero en una acción en la que Parera, ayer titular con Reina por primera vez en el banquillo, pudo hacer algo más; y el segundo al ser sorprendida la defensa en una contra.

Laliga 123: Los goles del Mallorca-Málaga (1-2)

Laliga 123: Los goles del Mallorca-Málaga (1-2)

Pero no hay que olvidarse del error mayúsculo del árbitro al anular a Raíllo un gol a los siete minutos por un fuera de juego inexistente. Era el minuto siete, y el decorado del partido podría haber cambiado radicalmente.

En la primera parte ya hizo méritos más que sobrados el Mallorca para irse con ventaja en el marcador. Pero el fútbol es así de caprichoso y fue el Málaga el que se adelantó. Fue en el minuto 41, en un saque de esquina que Parera rechazó después de pegar el balón en el larguero. El esférico cayó a los pies de Harper, que solo tuvo que empujar el balón. Increíble, pero cierto. El equipo de Muñiz estaba ganando ante la perplejidad de una afición que estaba disfrutando del juego de su equipo.

Si en la primera parte hubo un equipo que propusiera, que fuera en busca de los puntos, ese fue el Mallorca, que posiblemente jugara los mejores minutos de la temporada, y eso que ha habido unos cuantos. El equipo salía con rapidez en defensa, Salva Sevilla se encargaba de distribuir y Salva SevillaPedraza de secundarle, Gámez era un motor por su banda derecha, y no menos Sastre por la iquierda, y Dani Rodríguez y Álex López no paraban de intentarlo.

En la segunda parte el guión apenas cambió. Dominio claro del Mallorca ante un Málaga que se dedicaba a conservar su ventaja. El problema es que Munir apenas tenía que intervenir. El equipo de Moreno combinaba, llegaba con claridad al área visitante, pero el peligro no llegaba. Hasta que tanta insistencia tuvo premio. Fue en el minuto 72 cuando Álex López aprovechó un centro de Gámez desde la derecha para batir a Munir. Gámez culminaba así un partido estelar. El saguntino, en su primera temporada en el fútbol profesional a sus 27 años después de jugar casi toda su carrera en Tercera, protagonizó un encuentro superlativo, un motor incansable que se ha metido a la afición en el bolsillo. Tanto está defendiendo como atacando, arriba o abajo, en un lado o en otro. Un futbolista total a pequeña escala.

Con el empate, el Málaga estiró líneas. Ontiveros, que entró a la hora de partido, llevó por el camino de la amargura a la defensa rojilla. Parera evitó el 1-2 en el minuto 77 en un paradón a disparo de Ontiveros. Y en el 85 llegó el mazazo con el gol de Cifuentes en una contra con polémica porque el árbitro dejó seguir la jugada cuando Baba y Harper yacían tendidos sobre el césped tras un choque. Esta circunstancia provocó la ira de Moreno, que fue expulsado por el colegiado.

Hasta el final fue un acoso y derribo de un Mallorca ejemplar, todo pundonor. Las ocasiones se sucedieron, primero con Salva Sevilla, después con Álex López cuyo remate fue salvado sobre la línea por Lacen. Y, por dos veces, por un Abdón que acababa de entrar. Primero al no llegar a un gran centro de Valjent y en el último segundo al tirar fuera un disparo con todo a favor. La respuesta de los aficionados, con el pitido final, puso los pelos de punta. Nadie diría que el Mallorca había perdido porque se llevó una ovación de las que se recuerdan durante mucho tiempo.