Sacar conclusiones después de las diez primeras jornadas de Liga es aventurado. Nada es lo que parece, al menos como indicador de lo que será el resultado final de la temporada. Y no hace falta irse muy lejos para encontar ejemplos de que todavía es pronto para asegurar que Osasuna y Córdoba, los dos primeros clasificados a estas alturas del campeonato, ya están en Primera División, como que el Almería, sorprendente colista, ya está en Segunda B.
En las dos últimas temporadas, las que ha disputado el Mallorca, se refleja la locura de esta Segunda División. La reacción de los bermellones en estas últimas cuatro jornadas sin perder, tras sumar ocho puntos de doce posibles, les deja fuera de los puestos del desastre fuera de los puestos del desastrey no tan lejos de los de privilegio. Los de Albert Ferrer solo están a cuatro puntos de la sexta posición, que daría derecho a disputar la promoción, y a siete del ascenso directo, una distancia perfectamente asumible con treinta y dos partidos por delante. Eso sí, después del nefasto arranque, el descenso apenas está a dos, por lo que está obligado a seguir escalando posiciones en el campeonato.
Lo que es seguro, tal y como se puede observar en las clasificaciones que acompañan esta página, es que ningún equipo ha subido a Primera División tras diez encuentros. Para los mallorquinistas más optimistas, hay un ejemplo al que aferrarse, salvando las distancias. Hace dos cursos el Eibar, que fue el brillante campeón de la Liga Adelante, lo que le dio el billete hacia la elite, ocupaba una modesta decimotercera posición con trece puntos, uno más que los rojillos ahora. Y estaba a diez del entonces líder Recreativo de Huelva, gran dominador en ese momento, que ni siquiera acabó metiéndose en el play-off de ascenso. La descomunal racha sin perder de los vascos y la gran caída de los andaluces, que contaba con los ahora bermellones Cabrero y Arana, son situaciones que el fútbol provoca todas las temporadas.
El Mallorca de Oltra, justo tras la primera decena de choques, ocupaba su mejor posición en las noventa y cuatro jornadas que lleva en Segunda desde el calamitoso descenso, ya que se ubicaba en la séptima plaza empatado con el sexto, el Sporting de Gijón, con dieciséis puntos. Es decir, hasta los baleares estaban por delante de los eibarreses en la tabla. Incluso hay otro ejemplo para la reflexión. El Barcelona B, que finalizó en una brillante tercera plaza, era decimoquinto, también a diez del Recreativo, a estas alturas de la campaña.
La temporada pasada también era poco concluyente la tabla después de los diez primeros partidos. De hecho, el Betis, que fue el brillante campeón, ni siquiera estaba en las posiciones de promoción porque era séptimo, a seis puntos del líder Girona. Curiosamente ni los catalanes ni el Valladolid, que eran los dos primeros ahora hace un año, acabaron ascendiendo. Eso sí, el Sporting, que era tercero, sí subió como segundo.
Además, en este curso 2014/2015 se produjeron dos casos que conviene tener en cuenta. Tanto el filial del Barcelona como el Recreativo, que ocupaban unas cómodas octava y novena plaza, dieron con sus huesos en Segunda B. Y el Llagostera, Numancia y Albacete, que eran los tres últimos clasificados, conquistaron la salvación sin demasiados problemas con jornadas de antelación. El Racing de Santander, que también estaba en descenso, sí que acabó claudicando.
Queda mucho por delante y la experiencia, como evidencian las dos campañas anteriores, invita a tener paciencia. Nada es definitivo, ni en los puestos de privilegio ni en los del infierno. Eso sí, el Mallorca no se puede conformar con lo conseguido. Está claro que margen de reacción tiene de sobra.
