­La permanencia y el acceso a la Liga de Campeones estarán en juego en el mismo partido, vital para el Deportivo e ilusionante para la Real Sociedad, hoy en el estadio de Riazor, que se llenará con el objetivo de celebrar la continuidad del equipo coruñés, que depende de sí mismo, en la Primera División-Liga BBVA.

Mientras el conjunto vasco está a expensas del resultado del Valencia en el Sánchez Pizjuán para acceder a la Champions, el Deportivo sabe que con una victoria certificará la salvación pase lo que pase en los encuentros que afrontarán los tres últimos clasificados.

Incluso, al Deportivo le valdría el empate en el caso de que el Celta y el Zaragoza no ganen, independientemente de lo que haga el Mallorca -que ya estará descendido si el Dépor empata-, y hasta le podría servir la derrota en caso de que el Mallorca no gane, el Celta empate y el Zaragoza no puntúe; o si los vigueses y los maños empatan y el equipo rojillo no vence al Valladolid.

A pesar de todas esas posibilidades de lograr la permanencia, los blanquiazules irán a por la victoria ante la Real Sociedad para despreocuparse de lo que suceda en los otros campos.

Fernando Vázquez, que ha conseguido el milagro de llegar a la última jornada con el objetivo al alcance de la mano tras haber estado a nueve puntos de la permanencia, confía en culminar la obra ante la Real Sociedad en un encuentro en el que recupera a Manuel Pablo tras su sanción. El portugués Sílvio volverá al lateral izquierdo y Marchena será baja.

Serán titulares Riki, que podría jugar su último partido con el Deportivo, y Juan Carlos Valerón, que en los próximos días podría anunciar su retirada.

La Real Sociedad tendrá la opción de volver a la máxima competición continental diez años después si vence en su partido y el Valencia no lo hace en Sevilla, por lo que se anticipa una noche de transistores y nervios en ambos banquillos.

Los donostiarras, que han ganado una sola vez en 13 años en Riazor, podrán disponer de Íñigo Martínez, Illarramendi yel mexicano Carlos Vela.

Será el último encuentro para el técnico galo Philippe Montanier, que se marcha al fútbol francés después de una exitosa campaña y un trabajo valorado de forma casi unánime.