Pollença: Los daños causados por la masificación obligan a cerrar la atalaya de Albercutx

El Ayuntamiento restringe el acceso al interior de la histórica torre de defensa ubicada en Formentor por el «riesgo» que comporta

Joan Frau

Joan Frau

El ayuntamiento de Pollença ha informado este lunes que el acceso al interior de la atalaya de Albercutx ha sido restringido debido a la degradación de algunos elementos arquitectónicos del conjunto patrimonial, un proceso que se ha acelerado en los últimos años debido a la elevada presencia de visitantes que deciden subir hasta la antigua torre de defensa, desde donde se aprecia una impresionante panorámica de la península de Formentor y de toda la costa norte de Mallorca.

La masificación de visitantes, especialmente durante los meses de verano, ha desgastado algunas piezas del conjunto patrimonial declarado como Bien de Interés Cultural (BIC) hasta el punto de que el acceso al interior supone un riesgo para las personas. Por este motivo, el ayuntamiento de Pollença ha informado que se ha restringido temporalmente la entrada porque actualmente la atalaya «presenta un estado bastante perjudicado a causa de algunos actos vandálicos perpetrados y también por la degradación de algunos elementos arquitectónicos provocada, principalmente, por la gran afluencia de personas que la visitan y entran diariamente y por las condiciones climáticas».

La institución municipal añade que está trabajando para «alcanzar la protección y la conservación de este elemento de patrimonio histórico de Balears, y también para que la ciudadanía y las futuras generaciones puedan disfrutar del monumento con unas garantías y condiciones adecuadas». El Ayuntamiento asegura que, debido al «riesgo» existente, la entrada al interior de la torre seguirá prohibida «mientras se gestiona la restauración conjuntamente con el Consell de Mallorca». La Policía Local ha colocado señales que advierten de esta restricción tanto en la carretera que, desde el mirador del Colomer, conduce hasta la torre, como en la escalera exterior de la atalaya.

El regidor de Patrimonio del ayuntamiento ‘pollencí’, Miquel Àngel Sureda, explica que por ahora se desconoce el tiempo que estará restringido el acceso al interior de la torre. De momento, la intención del Consistorio es la de elaborar un proyecto para arreglar los desperfectos más graves y borrar las pintadas vandálicas que abundan en el interior del conjunto, para lo que se necesita la autorización del Consell de Mallorca debido a la condición de BIC de la histórica torre de vigilancia. Más adelante, se planteará una restauración más profunda del elemento patrimonial, si bien actualmente todavía no existe un proyecto de esta magnitud.

Sureda apunta que hoy en día la entrada al interior de la torre entraña un riesgo evidente para las personas, ya que se han desprendido algunos peldaños de las escaleras de hierro que conducen tanto al interior de la atalaya como a la terraza superior. Es esta última escalera, la que permite acceder al piso superior de la torre desde el interior de la misma, la que se encuentra en peor estado de conservación. 

El regidor cree que la visita diaria de «cientos de personas», de las que la mayoría quieren subir a lo más alto de la torre, es un factor que ha acelerado el proceso de degradación del conjunto. «No es lo mismo que cada día suban 100 personas que si lo hiciesen 10», apunta. No obstante, el Ayuntamiento ‘pollencí’ «no se ha planteado por ahora» la posibilidad de cerrar el acceso a la atalaya de Albercutx de forma indefinida porque se trata de un patrimonio público. 

Una torre de defensa del siglo XVI declarada como BIC

La atalaya de Albercutx fue declarada como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento. No se conoce la fecha exacta de su construcción, aunque algunas referencias la sitúan alrededor de 1565 y otras fuentes se decantan por el año 1579, cuando el Virrey mandó construir tres torres en Pollença.  

Está situada a 309 metros sobre el nivel del mar. Es de planta circular de unos siete metros de diámetro. Una placa ubicada en el entorno recuerda que la torre fue donada al pueblo de Pollença en 1984 por la familia Capllonch.