Toda historia tiene un principio y un final. Y la de ahora es la del colmado La Luna, en Sóller, que desde hace más de tres siglos se le conoce como Can Mametes. Su actual dueño, Javier Forteza, echará el cierre a la tienda más genuina de la calle de la Luna para jubilarse e iniciar así una nueva etapa en su vida. Tras su cierre se pondrá punto y final al bagaje de Can Mametes cuyos primeros documentos escritos que se conservan de su existencia datan de mediados del siglo XVIII.

La saga de los Forteza han estado al frente de un negocio que fue evolucionando con el paso de los años y que adoptó su forma actual a mediados de 1850, cuando la tienda dejó de ser un lugar de marchantes que comercializaban con aceite, fruta, legumbres y cerámica para dar pie a una tienda a imagen y semejanza de las que en aquella época ya se podían encontrar en Francia. Recuerda Javier Forteza, que heredó el negocio familiar hace 43 años, que el colmado ha sufrido diversas modificaciones a lo largo de su historia hasta lo que es todavía hoy un negocio emblemático del centro de Sóller.

En sus estanterías hay licores, vinos, charcutería y productos de alimentación, muchos de los cuales conocidos hoy como ‘gourmet’. Forteza recuerda que cuando asumió la tienda en 1980 “teníamos 5 ó 6 marcas de vino, 4 ó 5 de queso y un solo tipo de jamón serrano”, algo que cambió para “pasar a tener 300 marcas de vino, 40 de queso y seis de jamón”. Las paredes de la tienda han visto pasar el tiempo y cómo ha evolucionado la vida y los cambios de hábitos de sus clientes, pero su esencia sigue siendo la misma. De hecho, sus propietarios la han cuidado al más mínimo detalle con mucho esmero para que dé el toque retro a un negocio familiar que pronto reabrirá sus puertas con aires rejuvenecidos. Pero su pátina de tienda de toda la vida pervivirá.

"Lo más bonito es que la tienda no cierra, sino que tendrá continuidad con una línea de productos que tienen mayor demanda entre los turistas"

Can Mametes cederá su local a un negocio que se dedica a la comercialización de productos elaborados en las islas. “Será una pareja de jóvenes que mantendrá el aspecto de la tienda actual para dedicarse a la venta de productos artesanales. Actualmente ya tienen tres negocios así”, explica Javier Forteza, que ve con la desaparición de Can Mametes el inicio de una nueva etapa no solo para él y su esposa, sino para un negocio que en Sóller tiene la categoría de emblemático e histórico. 

No cierra

Para su dueño “lo más bonito es que la tienda no cierra, sino que tendrá continuidad con una línea de productos que tienen mayor demanda entre los turistas”. Javier Forteza ve en este sector la pervivencia del pequeño comercio local y recuerda con nostalgia cuando “en Sóller en los años cincuenta se llegaron a contabilizar un centenar de colmados”, pero que con el paso del tiempo han ido desapareciendo porque “se mantienen gracias al turismo, ya que representan más del 90% de los clientes”. 

Con una campaña de descuentos hasta el final de sus existencias, Can Mametes dice adiós porque para Javier ‘Mametes’ “me ha llegado la hora de la jubilación”.