La calle den Bordils (comúnmente denominada la Costa den Blau) podría no volver a abrir al tráfico rodado una vez el Ayuntamiento recepcione las obras de mejora que están a punto de concluir. Y es que la ausencia de problemas de circulación, unido a la mayor tranquilidad para el paseo y el despliegue de terrazas, hace que el consistorio esté reconsiderando el modelo híbrido presentado antes de la temporada alta y destine toda la primera línea de playa a los peatones.

El pasado 8 de junio el ayuntamiento de Manacor anunció que abriría la calle Bordils a los viandantes y bicicletas de lunes a viernes desde las 16 a las 8 horas del día siguiente y los fines de semana, de las 16 horas del sábado hasta las 8 horas del lunes siguiente. Una decisión que no ha llegado a ser efectiva dado el gran retraso de las polémicas obras de modernización de cañerías y alcantarillado, que todavía hoy no permiten el paso rodado por la zona. Un aspecto fundamental a la hora de ir un paso más allá y plantearse una decisión valiente y definitiva.

El otro aspecto fundamental para desviar todo el tráfico de vehículos ha sido el anuncio, esta semana, del Govern al consistorio de que los autobuses de línea de TIB dejarán de pasar por la Costa den Blau y utilizarán la ruta alternativa que han ido siguiendo durante los últimos meses.

El único problema será que deberá eliminarse la parada de la plaça de l’Aljub, la zona comercial situada a la finalización de la calle Bordils.

El alcalde de Manacor, Miquel Oliver, explica que «sería absurdo que cada seis minutos la gente tuviera que apartarse o estar pendiente del paso del bus de línea constantemente, en una zona libre del resto de vehículos».

La reforma urbanística de la calle Bordils facilita esta medida cívica impulsada por el departamento de Medio Ambiente y Movilidad del Ayuntamiento, puesto que la vía se ha convertido a raíz de las obras en una calle uniplataforma.

«Esta reforma ha sido una oportunidad que no podíamos dejar escapar, el Ayuntamiento no podía hacer una inversión económica tan importante en la primera línea de Porto Cristo y no plantear una medida a nivel de movilidad», explicaba en junio el delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Sebastià Llodrà. Una medida que podría pasar de ser parcial a total con el final de la temporada turística.

El objetivo del Ayuntamiento de Manacor es favorecer un entorno más saludable que evite los efectos de la contaminación y los ruidos de los vehículos.

Asimismo, la medida tiene un efecto cívico “que permitirá el desarrollo de un ambiente más tranquilo y centrado en las personas, además de los efectos positivos que se espera tendrá para la restauración y comercios de la zona”, recuerda Oliver. Otra de las actuaciones destinadas a la ‘pacificación’ del tráfico urbano en el municipio se centrará en la peatonalización definitiva del entorno de la plaza de la iglesia de la pedanía de Son Macià, una iniciativa que se venía llevando a cabo durante los últimos cuatro veranos y que a partir de ahora pasará a ser consolidada.

«Los vecinos los han asumido con total naturalidad, así que empezaremos los trámites para resolver la nueva circulación definitiva», concluye el alcalde, cuyo partido Més-Esquerra, ya reclamó el cierre al tráfico hace unos años estando en la oposición.