La estación de tren de Sant Llorenç acogió un año más la celebración de la Fira Nocturna que, en esta ocasión, llega a su XXVI edición y que, sin duda, será recordada por la altas temperaturas. El termómetro recogía 32 grados pasadas la nueve de la noche, lo que, junto con la humedad ambiental que había, incrementaba la sensación térmica unos grados más.

Sin embargo, esto no fue obstáculo para que mucha gente pudiese aprovechar la noche del sábado para visitarla. Hubo tantos asistentes que se acercaron a Sant Llorenç que se llenaron de vehículos las tres zonas de aparcamientos que habitualmente habilita el Consistorio para la ocasión.

Las refrescantes bebidas y los abanicos fueron los protagonistas de la calurosa noche, pero también la buena comida y el jazz. Desde el inicio del recorrido de la mostra en la calle Brodadores, el visitante ya podía tomarse una bebida o compartir con familiares y amigos alguna que otra tapa.

Era en el recinto ferroviario donde más variedad había de estas auténticas exquisiteces gastronómicas que elaboraron hasta doce puestos diferentes.

Al mismo tiempo, el público se podía deleitar con dos actuaciones en directo de buen Jazz. Llegada la medianoche, los asistentes tuvieron otra opción, la de la verbena popular en la plaza del Ayuntamiento.