La XXXVII edición de la Fira del Fang baja el telón este domingo y lo hace con una buena aceptación por parte de los artesanos del cambio de ubicación, que en un principio generó algunas reticencias. La Plaça de Sant Marçal es la nueva ubicación y tal y como asegura Carme Hermoso es un emplazamiento «más alegre», además desde la carretera los coches podían ver los expositores, algo que no pasaba en el recinto cerrado en los aparcamientos de la Veronica.

La fira ha llegado a su fin este domingo con el concierto de la banda de Música de Marratxí y la ballada popular de Terra Roja, después de un año de ausencia debido a la covid-19.

La jornada del sábado empezó marcada por la lluvia pero tras remitir a media mañana, los visitantes empezaron a llegar al nuevo recinto ferial, que fueron recibidos por los Xeremiers de Marratxí.

La Fira del Fang se despide con el visto bueno a la nueva ubicación M. Bosch

Los artesanos han hecho balance de esta edición. Según apuntan, durante la semana, las ventas no han sido como las de otros años debido a la ausencia de colegios y excursiones de la tercera edad, pero durante el fin de semana el ambiente ha sido totalmente distinto.

La única representante peninsular ha sido Amaia Izarra, de Barcelona, que recordó que en 2019 visitó la fira que fue cancelada con el estallido de la pandemia pero como le gustó, este año ha decidido incorporarse como componente de los artesanos.

La Fira del Fang se despide con el visto bueno a la nueva ubicación M. Bosch

Las actividades programadas como la visita guiada a la exposición Cuines del món amb ceramica realizada por el ceramista Toni Vich, llenaron sus plazas cada día, al igual que los talleres familiares. En los expositores de venta, era frecuente ver a visitantes adquiriendo algún utensilio de cocina, una pieza decorativa o un siurell, tampoco faltó a la cita las ocarinas de Carme Hermoso.