El Consell de Mallorca presentó ayer tanto al ayuntamiento de Pollença como a los vecinos de la carretera vieja de Lluc el proyecto de mejora de este camino que también es muy utilizado por senderistas y que contempla una segregación del tráfico entre peatones, que tendrán su propio sendero, y vehículos motorizados, que circularán por una zona pavimentada a base de materiales bituminosos de color terroso con el objetivo de integrarla en el entorno natural.

Así lo explicaron la presidenta del Consell, Catalina Cladera; la vicepresidenta y consellera ejecutiva de Sostenibilidad y Medio Ambiente, Aurora Ribot; y el director insular de Medio Ambiente, Josep Manchado, al alcalde de Pollença, Tomeu Cifre, y a los diferentes grupos políticos que estaban convocados a una reunión que se celebró por la tarde en el edificio consistorial. También estaban invitados los vecinos de la carretera vieja de Lluc a Pollença, que pudieron consultar el proyecto de mejora, una intervención muy reivindicada por los residentes debido al mal estado que presenta en la actualidad el camino, integrado en la Ruta de la Pedra en Sec que atraviesa la Serra de Tramuntana.

La actuación del Consell se llevará a cabo en dos tramos diferentes, uno de 725 metros lineales situado en la salida de Pollença, y otro de 2.485 metros lineales de carretera a la altura de la bifurcación de la Ma-10 con el camino viejo de Lluc a Pollença.

Cladera aseguró que el proyecto presentado ayer «se ajusta» a las diversas necesidades que debe cumplir la actuación, como la de resolver el problema a los vecinos de la zona y, por otra parte, garantizar la protección del entorno natural protegido en el que se ubica la carretera vieja. «Desde hace meses trabajamos para dar una solución definitiva, con un proyecto que es especialmente complejo», señaló la presidenta.

Por su parte, Ribot apuntó que el proyecto de mejora «garantiza que los senderistas disfrutarán de este tramo de la Ruta de Pedra en Sec de manera segura». La vicepresidenta y consellera añadió que «se creará un paso segregado diferenciado de la carretera y de esta forma los coches no molestarán a las personas que van de excursión ni se pondrán mutuamente en peligro». Manchado concluyó que la obra genera el «mínimo impacto paisajístico posible».