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Banyalbufar, tras el paso del 'cap de fibló'.

Lletra menuda

Lletra menuda | La creciente necesidad de ayuda permanente

Los destrozos causados por fenómenos naturales se vuelven frecuentes. Son, con toda probabilidad, uno de los efectos más claros y contundentes del cambio climático. Sin ir más lejos, las rachas de viento huracanado que cruzaron Mallorca hace apenas quince días, han dejado un rastro de daños considerables que, inmersos como estamos en las consecuencias de la pandemia, permanecen desapercibidos para quienes no se han visto afectados de manera directa, pero ahí permanecen.

Es una nueva realidad a admitir y actuar en consecuencia. Seis municipios de Mallorca y el Consell han tramitado demandas de ayudas al Gobierno, por valor de 2,5 millones, para paliar la mitad de los daños causadas por borrascas entre abril de 2019 y marzo de 2020. Son aportaciones puntuales del Estado para casos excepcionales, pero todo hace pensar que, de seguir así las cosas, deberán ser normalizadas por las administraciones como partidas ordinarias de las desavenencias entre el comportamiento humano y el medio natural.

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