Como tantas otras actividades y actos que se han visto obligados a ser suspendidos a causa de la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, este año el municipio de Binissalem no ha podido celebrar, de manera presencial, la que debería ser la decimoséptima edición de la Feria de la Piedra y la Artesanía. Ante este escenario, y en principio prevista para los días 29, 30 y 31 de mayo, la concejalía de Ferias y Fiestas del Ayuntamiento diseñó un programa de actividades virtuales relacionados con este evento, aunque los diez días de duelo que decretó el Gobierno central, en homenaje a las víctimas de la pandemia, condicionaron que dicha celebración digital se tuviera que posponer para el fin de semana del 12, 13 y 14 de junio.

Pese a no poder contar con esa promoción que supone la feria, el sector empresarial de la piedra continúa su línea de trabajo. Una de las empresas que, año tras año, ha participado en la Feria es Pedres i Marbres Salom, una compañía con muchísima historia a sus espaldas y cuyos orígenes se remontan a sesenta años atrás, a iniciativa del maestro artesano Toni Vallès. Actualmente en la misma trabajan Jaume Salom, yerno de Toni, y Jeroni, el nieto, quien representa la tercera generación en la empresa.

El ambiente de la pasada edición de la Fira de la Pedra. J.C.

Jeroni explica que, antes de que estallara la crisis sanitaria, el gremio profesional al que pertenecen y el sector de la construcción en general estaban pasando por un buen momento, sobre todo, destaca, teniendo en cuenta la crisis económica que se produjo en 2008 y que supuso unos años muy malos para el sector. En lo que se refiere al período de la pandemia, el joven empresario indica que aunque tuvieron que parar durante la segunda quincena del estado de alarma, en su empresa, de momento, no han notado un bajón. A su parecer, tal vez tengan que esperar un tiempo para ver las consecuencias económicas que pueda provocar toda esta situación vivida.

Respuesta de las instituciones

Es evidente que ante experiencias tan dramáticas como la que nos ha tocado pasar estos últimos meses por culpa de un virus, la respuesta de las diferentes instituciones siempre puede jugar un papel determinante en lo que se refiere a encauzar la recuperación de los sectores más perjudicados. En base a ello, Jeroni opina que los gobernantes deberían ayudar a las empresas que puedan tener más dificultades: "En Balears, el turismo es un sector muy importante del que, directa o indirectamente, vivimos casi todos y al que ahora, por desgracia, le toca pasar por unos tiempos malos", por eso él cree que sería positivo que se incentivaran otros sectores hasta que volvamos a la normalidad.

La empresa Pedres i Marbres Salom siempre ha sido una de las fieles participantes en la Fira de la Pedra desde sus inicios, y el hecho de que este año no se haya podido llevar a cabo para ellos supone una verdadera pena. En Pedres i Marbres Salom saben muy bien lo que significa fer poble, aunque también son muy conscientes del triste momento socioeconómico que estamos viviendo, en el que mucha gente lo está pasando mal.

En Binissalem, tanto desde el Ayuntamiento como de las mismas empresas que participan en la Feria, reconocen que, con el paso de los años, ha ido perdiendo algo de fuerza. En ese aspecto, Jeroni asegura tener muy claro que, en unas circunstancias como las actuales, actos como las ferias pasan a un segundo plano, y aunque no se sabe si esta situación podrá servir para enfocar la Fira de la Pedra de otra manera, sí cree que en la próxima edición todos la apreciaremos mucho más. Como suele decirse, nunca se valora lo suficiente lo que uno tiene hasta que deja de tenerlo.

Historia de la feria

A modo de repaso, es importante señalar que la Fira de la Pedra de Binissalem ofrecía su primera versión el mes de mayo de 2004. Organizada por la agrupación local de Ferias y Fiestas, aquella primera edición supuso un gran impacto en el pueblo, tanto en participación de profesionales de la piedra como en asistencia de público. Binissalem recuperaba, con aquel evento, su antigua feria de mayo, sobre la cual encontramos un último testimonio escrito en una crónica de 1983, publicada en la revista Binissalem que se editaba en aquellos años. Allí se comenta la difícil situación que atraviesa la feria, en la que, según se describe en el texto, en aquella edición de 1983 sólo asistió un "feriante", y apunta que va camino de desaparecer. De hecho, terminó siendo así, la feria de mayo de Binissalem desapareció.

Volviendo ahora a la actualidad, y después de ver los momentos complicados por los que ha tenido que pasar la Fira de la Pedra a lo largo de estos dieciséis años, con pérdida de profesionales participantes y de público asistente; incluso con cambio de organización, después que el pasado año quien se hiciera cargo fuese el propio Ayuntamiento, el futuro de la misma pasa, sobre todo, por hacer una buena reflexión.