Sobre las 12,30 horas del mediodía, cerca de 1.500 personas se dieron cita bajo el balcón del ayuntamiento de Binissalem para asistir al ya tradicional "chupinazo". Algunos miembros del grupo teatral Xamo Xamo actuaron como maestros de ceremonias, haciendo vibrar a todo el gentío allí presente.

Poco después, la muchedumbre se desplazaba a un solar de las afueras del pueblo para tomar parte en la edición número veinte de la batalla de la uva, que ha contado con 18.000 quilos de munición. De esas dieciocho toneladas, la mitad es uva que ya no es apta ni para comer ni para hacer vino y es proporcionada por empresas mayoristas de la isla. La otra mitad corresponde a restos de uvas que ya han sido utilizadas en el proceso del prensado y han sido facilitadas por diferentes bodegas de la comarca.

El objetivo, afirma el colectivo Joves des Trui, entidad organizadora del evento, es llevar a cabo la batalla sin tener que desperdiciar fruta que todavía esté en buenas condiciones. Como cada año, el acto ha contado con varios centenares de participantes y otros tantos espectadores. Tanto unos como otros han disfrutado de la jornada.

Ya por la tarde, el escenario se trasladaba a la plaza de la iglesia, donde tenía lugar la edición, también número veinte, de la Festa dels Trepitjadors, un evento también organizado por los Joves des Trui que en esta ocasión ha contado con récord de asistencia, ya que ha reunido a 1.800 comensales, todos ataviados con el típico cassot, condición indispensable para poder asistir.

Según confirman desde la organización, nunca se habían terminado los 1.700 tiquets que eran puestos a la venta, y este año, el miércoles 18, ya no quedaba ni uno. Siguiendo la costumbre, el plato degustado fueron los sabrosos fideus de vermar.