"Hay que empezar a entender que las distancias en Manacory que puedes cruzar la ciudad a pie en unos 25 minutos, por lo que el centro queda a un cuarto de hora de las afueras, no más. Se trata de acostumbrarse". Con este argumento la alcaldesa de Manacor, Catalina Riera, ha presentado esta mañana la reforma de seis nuevas calles y plazas del centro histórico que se convertirán, a partir "de finales de la próxima semana" en ACIRE, es decir, cerradas al tráfico rodado en general y solo accesibles por parte de vecinos, personas con movilidad reducida o vehículos de carga y descarga.

Entre las principales zonas rediseñadas y adoquinadas que se cerrarán están las plazas del Convent, donde se encuentran tanto la sala de plenos como las oficinas modernas del Ayuntamiento, y la de Creus Font i Roig, donde se encuentran parte de los juzgados de primera instancia e instrucción. Dos espacios significativos que pasarán a ser territorio peatonal.

Y pese a que las entradas a esta nueva zona (en la que también se incluyen las calles de Sant Vicenç, Sant Domingo, Convent y una parte de Dolçura) no estarán restringidas por ningún elemento físico como puedan ser pilones o vallas, sí que se pondrán en marcha una campaña informativa y disuasoria para evitar que quien no sea vecino pueda entrar con su coche.

"Primero empezaremos un periodo disuasorio donde la Policía Local informe y acompañe a todo aquel conductor que lo desconozca o se haya equivocado, pero pasados unos meses se establecerán controles", que podrán ir acompañados de multas si es preciso, apunta la concejala de Urbanismo, Isabel Febrer, quien explica que en estos momentos el consistorio está en contacto con el ayuntamiento de Palma para recabar información y, en un futuro próximo, puedan instalarse cámaras de control en estas zonas, con el fin de que solamente puedan entrar aquellas matrículas permitidas.

Miquel Perelló, regidor de Policía, añade que además está reforma viene acompañada de un cambio de sentido en distintas calles afectadas y aledañas como la den Muntaner o Moreres, con el objetivo de que puedan agilizar la circulación alternativa que hasta ahora pasaba con normalidad por la zona ACIRE. Todo ello para, por un lado contrarrestar la supresión de una veintena de plazas de aparcamiento, y por otro para dejar espacio a los conductores con discapacidad o a los camiones de descarga comercial.

"Este proyecto pasará ahora por un periodo de pruebas para determinar, como así queremos, que no haya problemas y sea definitivo", concreta la alcaldesa, que alude a los cuatro meses de obras que han mantenido esta zona centro cerrada, sin que ello haya conllevado ninguna incidencia grave sobre el tráfico por la ciudad.

Esta viernes distintos operarios terminaban de colocar cables de iluminación, los nuevos bancos y sembrar los nuevos árboles en la plaza del Convent, "que presenta un aspecto más actual y más cómodo para el peatón", según Febrer. Con la reforma integral también se ha aprovechado para cambiar todo el cableado, las pluviales y el resto de los servicios subterráneos de las calles rehabilitadas.

Por lo que respecta a la inversión, que ha sido totalmente municipal, los tres concejales han concretado los números: la plaza del Convent habrá costado 263.942 euros, la de Creus Font i Roig 245.367 euros y el conjunto de calles adyacentes 119.340, para un coste total de caso un millón de euros. Una fase que viene a completar la reforma del pasado año llevada a cabo en las calles Retir, Sant Ramon y Benet Riera, por 115.000 euros.

Catalina Riera también ha aclarado que la imposibilidad de aparcar afectará asismismo a los funcionarios de los juzgados que hasta estos momentos estacionaban en una pequeña explanada interior de la plaza Font i Roig, "que por el momento quedará vacía".

El dilema del Carrer de Ciutat

Uno de los proyectos que el ayuntamiento tiene sobre la mesa "pero de cara a la próxima legislatura", es el de decidir si la calle Joan Lliteres (conocida popularmente como el carrer de Ciutat) será finalmente también cerrada al tráfico rodado, "para poder formar así un eje peatonal" que vaya desde la estación de ferrocarriles, la plaza de sa Mora, calle Lleó XIII, plaza de Sant Jaume, Joan Lliteres y hasta Sa Bassa.

"En las diferentes reuniones que hemos ido manteniendo con los comerciantes, sigue existiendo una división de opiniones al respecto, aunque está claro que el Ayuntamiento debe ser valiente y decidir qué hacer, como lo hemos hecho aquí", redunda Riera, convencida de que sería un avance lógico en la conquista de un Manacor más amable con los viandantes.