El convento franciscano de Sant Bernardí de Petra podría volver a ocuparse, en febrero o marzo, con frailes llegados del norte de México. Para ello la Provincia de València, de la que dependen los cuatro hermanos que abandonarán dentro de unos días las dependencias conventuales, debe autorizar una petición vital para que Petra continúe contando con una comunidad franciscana que perpetúe el legado de sant Juníper Serra.
Y es que hace poco surgió, muy cerca de la zona fronteriza con los Estados Unidos de San Diego, la nueva Provincia Franciscana San Junípero Serra en México, fruto de la separación de la de Jalisco. "Cada año entran 17 o 18 frailes nuevos, por lo que hay gente joven con muchas ganas de hacer cosas. Ellos estarían dispuestos en venir enseguida que les dieran permiso", confirmaba ayer Fra Ramón María Cobo, quien este mes de octubre se trasladará a la comunidad franciscana de Las Palmas de Gran Canaria.
Los otros tres franciscanos menores que quedan en Petra serán trasladados a la comunidad valenciana. Concretamente el actual rector, Miquel Almiñana marchará a Vilareal, Antoni Ibars a Sagunto y Joan de Déu a Cocentaina (cerca de Alcoi).
El diácono mexicano, José de Jesús, ya visitó hace un mes Petra de camino a Jerusalén donde actualmente acaba sus estudios religiosos. Los franciscanos de la nueva Provincia de san Junípero tienen capítulo en enero para decidir cuáles serán sus proyectos para los próximos tres años, y donde decidirán si el histórico Convent de Sant Bernardí está entre esos planes. La única dificultad que se plantea ahora es la barrera idiomática del catalán para servir en un municipio como Petra.
La opción capuchina
Quienes también han mostrado un gran interés por hacerse cargo del convento petrer son los capuchinos de Palma, que en principio plantean la opción de gestionarlo a distancia y acudir dos veces por semana y en jornadas festivas, "con el fin de mantener el espíritu franciscano", ya que se sienten también muy ligados a la figura del evangelizador de California.
Sin embargo la Provincial catalana de los capuchinos, de la que dependen los mallorquines, podría enviar religiosos para que así pudiera crearse un nuevo convento permanente en Petra, puesto que al menos, y según la orden, deben ser un mínimo de cuatro.
Por su parte, los actuales moradores de Sant Bernardí confesaban ayer cierta pena por dejar "un pueblo donde siempre nos han tratado tan bien", aunque apuntan a su vez que "sería una tontería ponerse triste. Los franciscanos volvimos a Petra en 1969 con el fin de que Juníper fuera santo; así que hemos cumplido la misión".
