El Ayuntamiento ya no planta pinos en sus calles y plazas. No obstante, mantiene los que fueron plantados en su día. Uno de los problemas más graves ha sido la plaga de procesionaria. Cada año se repetían múltiples quejas vecinales por la aparición de las molestas orugas. Este año, no se ha producido ninguna. Garcia lo achaca al éxito de la endoterapia efectuada el año pasado. Se inyectó una toxina en la sabia de los árboles que envenena sus hojas para las orugas.