El espacio del coche y el del patrimonio
Mantener el aparcamiento de Son Real en su ubicación actual era puro contrasentido, significaba ir en contra de los principios y valores que justifican la existencia y tutela de la finca pública. Al Govern y al ayuntamiento de Santa Margalida no les quedaba más remedio que alcanzar un acuerdo para reconducir las cosas y delimitar los espacios entre posibilidad, utilidad y legalidad.
Un estacionamiento de vehículos sin licencia de actividades sobre un yacimiento arqueológico catalogado en lugar dependiente de la Administración. La noticia no está en que ahora se cambie, la cuestión es saber porqué se ha mantenido durante tanto tiempo. Queda claro que la gestión pública de Son Real se estrenó con defectos que han perdurado de forma incomprensible. No solo por el aparcamiento, también por el conjunto de la finca y su centro de interpretación.
Los coches sobre el yacimiento son por el momento, sin embargo, la mayor estridencia visual y un considerable peligro de lesión. La recomposición anunciada para que cada cosa pueda estar en su sitio pasa por habilitar otro estacionamiento provisional hasta que llega el definitivo junto a la carretera, el año próximo. Hacerlo significa también modificar rutas, incluso para los vehículos de emergencia, para que se respete y proteja el patrimonio de todos y no se idolatre el coche de cada uno. Son premisas imprescindibles para que Son Real avance hacia su verdadera dimensión.
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