La imagen de un agente de la Policía Local herido de muerte que algún grafitero ha estampado en una pared próxima al cementerio de Inca ha causado una profunda indignación entre los representantes de este cuerpo de seguridad de la ciudad. Este grafito ha sido pintado en una pared de una antigua fábrica cerrada del polígono industrial de Can Matzarí.
El autor ha dibujado a un agente en una postura en la que parece estar cayendo después de haber recibido un golpe o un disparo en la cabeza. Pretende ser la instantánea del momento en el que incluso se ve como la sangre brota del rostro del agente herido.
El uniforme, a todo color, es claramente el de un agente de la Policía Local, con todos sus distintivos reglamentarios y como al recibir el impacto suelta la porra mientras se desploma.
El alcalde de Inca, Virgilio Moreno, manifestó ayer su más enérgica repulsa ante una manifestación “que puede pretender ser artística pero que en absoluto lo es sino que más bien parece una incitación a la violencia contra un colectivo que si por algo se caracteriza es precisamente por su proximidad y su vocación de ayuda al ciudadano”. El máximo responsable municipal se puso en contacto inmediatamente con la concejal responsable de Seguridad Ciudadana, Antonia Triguero, para ordenar una investigación sobre la autoría.
Idea desafortunada
Moreno agregó que “desde el equipo de gobierno respetamos el arte urbano pero en absoluto eso significa que todo valga. No estamos de acuerdo en este tipo de mensajes tan desafortunados en su ejecución y en la idea”.
En este mismo sentido se pronunció la concejal Antonia Triguero quien añadió que “sin duda se investigará quien ha sido el autor y se procederá a aplicar las ordenanzas municipales en el sentido de ordenar la restitución de la pared a su estado original y, si cabe, a emprender las acciones legales oportunas”.
El jefe de la Policía Local de Inca, Josep Cañete, se mostró “triste y consternado ante esa pintura” por cuanto “la imagen que siempre intentamos transmitir es la de una policía de proximidad, de servicio y de atención. No refleja el espíritu de nuestro trabajo y además denigra la figura del funcionario”.
Cañete indica que “se podría calificar como una exaltación al odio o a la violencia aunque probablemente sea muy difícil averiguar la autoría”. El responsable de la policía señaló posteriormente que al investigar el asunto “parece ser que la pintada lleva ya tiempo en la pared y lo extraño es que nadie haya denunciado el hecho con anterioridad”. Aun así se informará a la Guardia Civil por si se considera que pueda ser incitación al terrorismo.
