Replantando el fondo marino
Unos submarinistas colocan fragmentos de posidonia en la bahía de Santa Ponça, gracias a una iniciativa de REE y el Imedea
Un equipo de submarinistas demostró ayer en la bahía de Santa Ponça (Calvià) que las replantaciones no sólo se pueden hacer en superficie terrestre, sino también debajo del agua. En una experiencia hasta ahora pionera en el Mediterráneo, ellos se encargaron de depositar fragmentos de posidonia -una planta frágil y de difícil reproducción- en el fondo marino.
Esta acción forma parte de una iniciativa conjunta realizada por Red Eléctrica de España (REE) y el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea, CSIC-UIB), con un presupuesto estimado de 409.000 euros. Se ha tomado como campo de pruebas la bahía de Santa Ponça, una zona sujeta a una alta presión náutica y que ha sido el escenario de los trabajos de conexión eléctrica entre el este peninsular y Mallorca, así como con Eivissa. De hecho, en el otro punto de enlace en la Pitiusa mayor, la bahía de Talamanca, también se han desarrollado labores de replantación experimental de la posidonia.
Previamente, esta planta marina que contribuirá a la regeneración de la bahía de Santa Ponça había sido cultivada en vivieros alojados en el centro de interpretación del Parque Natural de Cabrera (en la Colònia de Sant Jordi), así como en recipientes sumergidos en la costa de Formentera.
En la presentación de la iniciativa, que tuvo lugar ayer en Calanova (Palma), el investigador del Imedea Jorge Terrados remarcó la importancia que tiene la posidonia para el ecosistema, al tiempo que señaló que se trata de una planta "muy frágil", cuya reproducción es dificultosa.
Terrados destacó que este proyecto pionero ha permitido plasmar en la realidad toda una labor investigadora que han desarrollado en los últimos años. Este investigador explicó que la posidonia, que "tiene flores, frutos", se planta como "cualquier planta terrestre". En este caso, se habilitarán unos anclajes, a fin de evitar que las corrientes del invierno la arrastren.
El técnico de Medio Ambiente de REE, Borja Álvarez, detalló que los fragmentos de la especie se situarán en el fondo marino a distintos niveles de profundidad de la bahía de Santa Ponça, llegando hasta los 25 metros. El plan, recordó, implica también la plantación de semillas. Álvarez relató que el año que viene se repetirá la plantación y que, a lo largo de los próximos meses, se hará un "seguimiento" de los trabajos realizados.
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