Los grandes proyectos, precisamente los más ilusionantes para los ciudadanos, se le han atragantado al PP, primero con Pere Rotger y después con Rafel Torres. Dicen que de los errores se aprende, pero el ayuntamiento ´inquer´ ha tropezado dos veces con la misma piedra, llamada Dragados. No escarmentó con el mercado cubierto y se han reproducido los mismos problemas en el Teatre, con idénticos protagonistas políticos y empresariales.
El PP quiso pasarse de listo al adjudicar la obra a una oferta que, por barata, era irreal. Los problemas se olían de lejos, pero la necesidad de emprender la obra antes de las elecciones pesó más que la prudencia y la reflexión. Las consecuencias son conocidas por todos. También por Virgilio Moreno, heredero de la patata caliente.