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Calvià

Los deberes de Alfonso

Empresarios, vecinos y ecologistas apuntan algunas de las prioridades a las que debe hacer frente la nueva administración municipal de Calvià

Los deberes de Alfonso

Como profesor de instituto de la asignatura de Lengua y Literatura Española, el futuro alcalde de Calvià, el socialista Alfonso Rodríguez Badal, está acostumbrado desde hace dos décadas a poner deberes a sus alumnos. Pero, en unas semanas, desde su nuevo cargo, él mismo estará sometido a examen, desde el momento en que el sector turístico y empresarial, y las asociaciones vecinales y ecologistas también le han puesto ya algunos deberes para la legislatura. Unas tareas que incluyen el principal desafío de la economía calvianera de las últimas décadas: lograr más meses de actividad turística.

Lo confirma por ejemplo la presidenta de la Agrupación de Taxis de Calvià, Mari Carmen Navarro. "Alargar la temporada es una prioridad", argumenta Navarro, quien expone un dato esclarecedor: si en verano trabajan 214 taxis, la cifra se reduce al "20 ó 30 por ciento" en los meses de invierno. El sector, además, habla de otra asginatura pendiente, como es la lucha contra el intrusismo, y espera que, "por fin", el nuevo Ayuntamiento impulse una unidad policial específica para perseguir a los taxis pirata.

En opinión del presidente de la asociación de comercios turísticos Acotur, Pepe Tirado, no hay nada "más básico, más esencial" que romper con la excesiva estacionalidad turística. "Hay mucha gente en Calvià que vive, trabaja del turismo", indica.

"Lo que hay que hacer es cambiar el modelo turístico a largo plazo. Tenemos que superar este tipo de turismo de tres o cuatro días, de última hora y con ofertas de 'todo vale", agrega Tirado, quien insta a las nuevas autoridades a construir consensos en los que "todos remen en la misma dirección".

Modelo de turismo

El modelo de turismo vigente en la actualidad en el municipio preocupa también al presidente de la Asociación de Locales de Ocio de Calvià, Javier Pedreira, una entidad con fuerte presencia en Magaluf y en su arteria más controvertida, Punta Ballena.

"Hay que reconducir la industria turística local de vuelta a la calidad y la innovación", sostiene. Pedreira apunta que, en la actualidad, en Calvià hay un "choque de trenes entre dos filosofías contrapuestas: el turismo de borrachera y la propuesta de determinadas compañías que apuestan por la renovación y el turismo de calidad". Calidad es un concepto que se repite con frecuencia en las declaraciones de los representantes de la industria turística. Para los hoteleros, es importante en este sentido que las nuevas normativas municipales que entran en vigor este verano se hagan cumplir para ayudar a erradicar el hooliganismo de determinados focos turísticos, como Punta Ballena y su entorno o la calle Ramon de Montcada de Santa Ponça.

El vicepresidente de la asociación hotelera de Palmanova-Magaluf, Joan Espina, considera que la administración que está a punto de entrar tiene que poner los "medios necesarios" para garantizar el cumplimiento de las nuevas restricciones a las rutas alcohólicas (pub crawling), la prohibición de beber en la vía pública de zonas turísticas por las noches y las multas por practicar el balconing, entre otras nuevas medidas incluidas en este plan de choque.

La creación de herramientas de participación ciudadana constituye, por otro lado, una de las principales reclamaciones del tejido asociativo vecinal del municipio. Así lo expresa Pere Torrens, el presidente de una de las asociaciones de vecinos con más arraigo, la de Calvià vila. Torrens asegura que todos los partidos "deberían tomar nota de los votos" del 24-M y "escuchar más" a la ciudadanía.

En este sentido, defendió la participación de las asociaciones en los plenos municipales y la convocatoria de consultas periódicas. En lo que respecta al núcleo tradicional, sostiene que la futura administración debe acometer de una vez los endémicos problemas de movilidad de Calvià vila, con dos frentes abiertos: las dificultades de caminar por las aceras demasiado estrechas y la deficiente red de transporte público, que dificulta la conexión con el resto de núcleos del término y con Palma.

Junto al modelo de turismo, la represión de las conductas incívicas, las herramientas de participación ciudadana y los problemas de movilidad, en la lista de deberes del futuro alcalde figura también la protección del territorio. Así lo expresa la plataforma ciudadana y ecologista SOS Can Vairet, que apuesta por un "crecimiento cero de la presión contra el capital natural y territorial" del municipio. Otra de sus propuestas pasa por la compra por parte de la administración de la finca privada ocupada por el Área Natural de Especial Interés (ANEI) de Rafaubeig, a fin de convertirla en un "parque o en una reserva natural". La lista de tareas pendientes para Rodríguez Badal es larga, e incluye temas como la reordenación urbanística en el Oratorio de Portals Nous, el futuro de la parcela C-1 de Costa de'n Blanes, la reorganización de la Policía Local, la viabilidad de los medios de comunicación públicos, la reducción de la ingente deuda municipal o el plan de usos de Sa Societat, entre otras muchas cuestiones.

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