El bochorno provocado por las altas temperaturas registradas durante toda la jornada ni amedrentaron ni distrajeron clientes a la costa. Al menos no fue esa la sensación que ofrecieron las principales avenidas y calles del centro de Manacor. Decenas de miles de personas no quisieron saltarse a mayor feria artesanal, ganadera e industrial que la capital de Llevant ofrece durante el año, un despliegue de empresas y comerciantes de varios kilómetros de longitud y afluencia continuada.

Desde el paseo del Ferrocarril donde empezaba la muestra de coches y material industrial, y como viene siendo habitual los motores de los todoterreno rugieron entre las rampas del circuito de tierra, hasta la plaza de sa Bassa pasando por una colapsada alameda de Na Camel·la, los viandantes (imposible moverse con soltura en coche) pudieron disfrutar de todo tipo de argumentos para aflojar la cartera, de pie, o sentándose en alguna de las muchas terrazas que hicieron su particular agosto antes de tiempo.

También los animales tuvieron su espacio definido, desde los cans raters hasta los mèns, desde las lechuzas hasta los únicos cebrasno y el cebrallo nacidos hasta ahora en Mallorca. Y todo con un marcado tono político en muchas de las conversaciones, a la espera de que esta semana se defina el futuro pacto municipal, sea de izquierdas o de derechas.