Dos no pelean si uno no quiere, o eso dicen... aunque la cosa cambia si en vez de un par son tres los bandos enemistados. Trasladen el lío numérico al mundo del taxi (y los taxistas) de Manacor, y tendrán servida la polémica. Actualmente en el municipio hay dadas de alta 50 licencias, de las que 49 están activas. La división de fuerzas es prácticamente equitativa entre Servitaxi, Taxis Manacor y el tercio restante, que considera, por su preparación, que lo más oportuno ir por libre.

Lejos de los embrollos provocados por convencionalismos políticos, lo que les separa podría decirse que es la ética y la estética. Mientras unos mantienen unos cánones en su vestuario y el aseo de sus vehículos, otros prefieren el libre albedrío y abogan más por lo casual, por así decirlo, con siestas descalzas incluidas y camisas por fuera del pantalón. Composiciones que unos inmortalizan en fotos poco decorosas, denunciando además sus ´fechorías´, como el transporte de lechonas ante los ojopláticos clientes. La tercera vía mantiene coches caros, vestimenta pulcra y contactos con los recepcionistas hoteleros para que les llamen directamente a ellos, porque además saben idiomas.

"Y así la batalla continúa", explica el concejal del PSM local, Miquel Oliver, quien este lunes denunció los hechos en el pleno municipal, pidiendo explicaciones a la regidora de Transportes, Maria Bover, y enseñando las fotos de las malas praxis. "Lo que criticamos es que el Ayuntamiento no actúe, deje claro cuál es el reglamento y lo haga cumplir, para unos y para otros", explica, "porque al final, todo ello, afecta al servicio".

Caso a parte son los precios de las carreras. En un trayecto entre Cala Mendia y Porto Cristo (apenas unos cuatro kilómetros) puede haber hasta cinco euros de diferencia, según la tarifa que se aplique, lo que ha mosqueado a más de un cliente incrédulo.

El entuerto lo intentó solucionar, durante la pasada legislatura, el concejal del PP Rafel Nicolau. Quiso comprar la paz y no le salió demasiado bien; propuso un trato: una subvención a gastar en señalizaciones y publicidades varias de unos 6.000 euros, a cambio de que las asociaciones en conflicto se unificaran en un solo local, frecuencia y teléfono. Al principio, antes de que nadie viera el dinero, todo fue aparentemente bien. Abrieron una oficina cerca de la plaza Ramon Llull y convivieron lo que duró el amor y la ´pobreza´. O sea, más bien poco.

Las señales de la discordia

Una vez divorciados, llegó la ayuda, que se quedó en manos de Taxis Manacor;"nosotros no hemos visto un duro", comentan los profesionales de Servitaxi. Lo gastaron en tótems con su número de teléfono y sus tarifas, excluyendo, claro está, a la competencia, que parece que se decidió a sabotear los carteles unilaterales tapando con aerosol negro el número.

"Estamos haciendo lo posible para solucionar los problemas", esgrime Maria Bover, "yo también he visto las fotos y no es la forma correcta de comportarse ni de vestir; aunque quien las haya hecho agradecería que diera la cara", dijo el lunes en un raro tono entre desafiante y pacificador: "hablaré con ellos. Poner de acuerdo a 50 licencias es difícil". Hace unas semanas el propio consistorio, quizás previendo los problemas, instaló una serie de paneles oficiales con las paradas de taxi y, actualmente, con el número de teléfono de ambos bandos en litigio.