La paz y el recogimiento que se respira en el interior de los conventos de monjas de Mallorca se trasladó ayer a las calles de Inca en forma de mercadillo de dulces, el primero de estas características que se organiza en la capital del Raiguer por iniciativa de la asociación de comerciantes. El mercadillo ejerció de complemento ideal del resto de puestos de venta de productos artesanales y navideños que se instalaron a lo largo de toda la jornada en las calles más céntricas de la ciudad.

El mercadillo de dulces se ubicó, sin embargo, en un punto algo alejado del resto de paradas. La zona de la calle Bisbe Llompart más próxima a la estación ferroviaria fue el lugar escogido para exhibir y comercializar los diferentes productos que han sido elaborados por cuatro conventos de monjas de Mallorca y otro de Menorca. De Palma, estuvieron representados los conventos de Santa Magdalena, Caputxines y Santa Clara. El otro convento mallorquín con parada en el mercado fue el de las Benedictinas de Manacor, mientras que el menorquín fue el de Santa Clara de Ciutadella.

En las cinco paradas pudieron adquirirse todo tipo de dulces que "han pasado todos los filtros legales", según apuntó el Ayuntamiento, y que destacan por su "gran calidad". Había pastelitos, mantecados, ´llunes d´anís´, mermeladas de todo tipo, patés y muchas otras especialidades gastronómicas que llamaron la atención de la gente que pasaba por esta transitada calle del centro de Inca. También era variada la oferta de productos naturales para la higiene.

Un grupo de voluntarios fue el encargado de vender los productos, cuya recaudación se entregará íntegramente a las religiosas, que se han especializado en la elaboración de estos productos para su propia supervivencia y autofinanciación.

El alcalde de Inca, Rafel Torres, que inauguró el mercadillo junto a otros ediles municipales, destacó la "extraordinaria calidad" de los productos gastronómicos y artesanales que se comercializaban y agradeció la "implicación" de todo el tejido comercial de la ciudad para que esta experiencia haya sido posible.

Además del mercadillo de dulces, se celebraron otras actividades complementarias pensadas para todas las edades. Hubo cuentacuentos, un taller de fabricación de ´neules de Nadal´ y un concierto a cargo de la escuela de música de Alaró. Asimismo, los bares de la plaza Antoni Fluxà ofrecieron una chocolatada popular.

También hubo tiempo para la solidaridad con la recogida de productos de higiene infantil y alimentos de primera necesidad.