Era una tierra de leyendas. El lugar donde campaba después de muerto el temible Comte Mal. Una tierra cuyos primeros rastros de ocupación humana se perdían en los primeros capítulos de la historia (en torno al 1.700 antes de Cristo) y en la que dejaron huella todas las civilizaciones que, en ciclos de auge y decadencia, fueron ocupando Mallorca siglo tras siglo. Un lugar que a su carga simbólica e histórica, sumó también una vertiente económica. En la Edad Moderna, fue la principal ´industria´ de Calvià. Un polo generador de riqueza agrícola, antes de que la isla pusiese su foco en la explotación turística de sus atractivos naturales.

Y todas esas caras, todas esas dimensiones y todas esas historias vertebran la finca de Galatzó, que entró en una nueva fase hace cinco años. En 2006, el ayuntamiento de Calvià alcanzó un acuerdo con la entonces familia propietaria, los Urresti-Luzuriaga, para adquirir la ´possessió´ por una cantidad de nueve millones de euros. El patrimonio municipal incorporaba así algo más de 14 millones de metros cuadrados (el 10% de la superficie total del municipio), una de las fincas de mayor extensión de Balears.

Para conmemorar la efeméride, el Consistorio calvianer ha editado el libro ´Galatzó para todos´, que radiografía los aspectos históricos, geográficos y etnográficos de la ´possessió´, al tiempo que recopila los trabajos en materia de promoción turística o rehabilitación arquitectónica realizados en los últimos años. En el texto, se recuerda que los primeros indicios de organización socioeconómica se empiezan a documentar en época islámica, cuando los textos hacen las primeras menciones a la alquería de Galatzó. Aún hoy perviven vestigios de los sistemas hidráulicos empleados en aquel tiempo.

Propietarios destacados

En los siglos posteriores a la conquista catalana de 1229, la finca va creciendo hasta convertirse en una de las más importantes de Balears por su pujante actividad agrícola. Sobre todo, cereales, vid y olivo. Aunque también con una destacada explotación ganadera. Y dos fueron las familias que sobresalieron entre su listado de propietarios. Especialmente, los condes de Santa Maria de Formiguera y, ya en época contemporánea, Victorio Luzuriaga Iradi, quien emprendió la modernización de la finca.

La compra de Galatzó ha sido una de las principales apuestas políticas del alcalde Carlos Delgado, quien, en la introducción del libro, asegura que la adquisición es "el logro" del que se siente "más orgulloso".

Un "logro" que el Consistorio siempre ha querido vender entre la ciudadanía, con mayor o menor alcance social, dependiendo de la iniciativa de que se tratase. En estos cinco años, el evento más multitudinario que se ha organizado en la finca sigue siendo el de la jornada popular que se celebró el 29 de octubre de 2007. Acudieron cerca de 7.000 personas, gracias a los autobuses fletados por la corporación municipal.

Desde entonces, el Ayuntamiento ha organizado visitas guiadas para los colegios, en las que han participado unos 5.000 alumnos.

Variedad de eventos

Asimismo, se han promovido eventos deportivos, como campeonatos de tiro con arco, bicicleta de montaña, marcha nórdica o triatlón; se ha delimitado un coto donde han practicado la caza más de 800 alumnos desde 2006; y se han organizado encuentros con hoteleros, jornadas micológicas y ornitológicas.

En la presentación del libro, Delgado remarca que "se ha hecho mucho y queda mucho por hacer". Sin duda, uno de los retos que deberá afrontar el próximo equipo de gobierno será lograr una dinamización turística más profunda de este pulmón verde, donde se han habilitado varios itinerarios para senderistas.