La lluvia y el viento deslucieron ayer la última de las ferias previas al Dijous Bo y el paraguas se convirtió en complemento indispensable de la jornada. Los visitantes, sin embargo, ganaron esta vez el pulso a las inclemencias meteorológicas. Miles de personas no desistieron, aunque tuvieron que hacer frente a los intermitentes chaparrones del otoño.

Las calles del casco urbano regresaron un año más al pasado. Estandartes, artesanos de toda índole y una banda de juglares convirtieron Inca en una ciudad de mercaderes.

La Fira Medieval, una de las más esperadas por su originalidad y cuidada estética, no defraudó a su público, aunque no pudo luchar contra el tiempo. La gastronomía y la artesanía fueron estrellas indiscutibles de la feria. Exquisiteces dulces y saladas, embutidos propios de la isla y mucho queso, compartieron escenario con bellos objetos de manufactura propia elaborados en barro, esparto y piedra.

Adornos florales, inciensos, marroquinería y variopintos complementos adornaban los originales puestos de venta. Los feriantes también hicieron gala a la temática luciendo vestimenta acorde para la ocasión. Lluvia y viento se conjugaron ayer en su contra y muchos optaron por acortar su jornada laboral. "Llevamos así todo el fin de semana. Es una lástima", se lamentaban.

A medida que avanzó la mañana las precipitaciones se hicieron más intensas y el público se fue dispersando. Cornisas y establecimientos sirvieron de refugio para muchos de los visitantes que se resistieron a abandonar el recinto ferial. Si bien, las adversidades favorecieron la actividad de los bares y restaurantes del centro, que registraron un lleno absoluto a lo largo de la mañana.

La novedad de este año paso quizás desapercibida. La Fira de l´Astronomia, ubicada en la plaza Mallorca, careció de vistosidad. Una única carpa dio cobijo al planetario portátil de 7,5 metros de ancho, procedente de las instalaciones de Costitx, donde decenas de personas pudieron por unos minutos viajar al espacio y aproximarse a los planetas del sistema solar y las estrellas a través de una visita guiada por un monitor. Las siete sesiones matutinas coparon la capacidad del planetario, con espacio para 40 personas.

La Fira Medieval puso ayer punto final a los prolegómenos de la gran cita anual. Cabrá esperar ahora qué deparará el clima para la feria de las ferias, prevista el próximo 19 de noviembre.