Los ´alcudiencs´ honraron ayer a su patrona, la Mare de Déu de la Victòria, con la tradicional celebración popular en la ermita de la Victòria. Allí, cientos de personas fueron llegando durante toda la mañana para participar en los diferentes actos programados, entre los que destacaban la comida popular, la misa celebrada en la explanada de la ermita y la posterior ofrenda de camamilla ante la renovada imagen de la virgen, objeto de una completa restauración.

Los actos del dia de la Mare de Déu de la Victòria se iniciaron el pasado martes por la noche, con la carrera local hacia la ermita de la Victòria, donde a media tarde se llevaron a cabo los juegos infantiles y la Eucaristía. Ya por la noche, se celebró la revetla mallorquina con la actuación de dos grupos locales. La fiesta se prolongó hasta altas horas de la madrugada, por lo que muchos se quedaron a dormir en la hospedería de la ermita o bien en tiendas de campaña instaladas en la explanada posterior.

Ayer por la mañana, la fiesta se reinició sobre las diez, con el cercavila de la banda municipal de música de Alcúdia y la llegada de las autoridades, presididas por el alcalde Miquel Ferrer, uno de los que se había quedado a dormir en la ermita de la Victòria la noche anterior.

A mediodía, se celebró la Eucaristía en la explanada del templo religioso, a la que asistieron cientos de personas. Posteriormente, los ´alcudiencs´ participaron en la tradicional ofrenda de camamilla, uno de los actos más arraigados de la festividad de la Victòria. Dos semanas antes de la jornada festiva, miembros de la Obreria Amics de la Victòria suben hasta el Cap des Pinar a recoger brotes de esta planta aromática, que crece de forma masiva en esta zona de la isla. Una vez seca, se forman pequeños ramos que son ofrecidos a la imagen de la virgen.

Finalizado el acto religioso, llegó el tiempo de la diversión para los más jóvenes, que participaron un año más en las típicas corregudes amb joies, de la que también hubo una versión para mayores. Los ganadores obtuvieron premios en forma de comida en el restaurante situado junto a la ermita.

Posteriormente, unas 400 personas disfrutaron de una comida popular de paella organizada por la Obreria Amics de la Victòria, previo pago de ocho euros que serán destinados de forma exclusiva al mantenimiento del templo.

También hubo tiempo para el baile. Al final, hubo ball de bot con la banda municipal de música. Como es tradición desde hace muchos años, el alcalde es el encargado de abrir el baile.