La siguiente escena puede observarse cualquier día del año en el paseo que transcurre por la pinada de Santa Ponça, en Calvià, al lado de la playa principal. Unos turistas caminan relajadamente cuando, de pronto, el vuelo de un loro de color verde llama su atención. Sorprendidos por la irrupción de esta ave exótica, rebuscan en su bolsa de mano, cogen su cámara e intentan fotografiarla.

Seguramente, lo que estos turistas no sepan es que están viendo una cotorra argentina, que responde al nombre científico de Myopsitta monachus. Una especie exótica que ha creado en este espacio arbolado del núcleo calvianer una población estable, que ronda entre los 400 y los 500 miembros, de acuerdo a los datos aportados por el consistorio calvianer.

Originaria de Argentina, Bolivia y el sur de Brasil, en España se introdujo en la década de los sesenta como mascota. "Ya hace años que se instalaron en la pinada. También hay en el Castillo de Bellver. Quizá alguna se escaparía y comenzaría a procrear", señalan fuentes municipales. "Es verdad que llama la atención de los turistas, pero no deja de ser una especie invasora, que ha entrado en competencia con otras especies como los gorriones o los jilgueros, a los que ha expulsado de la pinada", indican.

Según técnicos municipales, la presencia de las cotorras genera tres tipos de problemas. Para empezar, crean molestias a los vecinos de la pinada, porque se trata de una ave ruidosa, sobre todo cuando llega el verano. De hecho, los especialistas consideran que es uno de los tipos de loros que más capacidad tienen para imitar el lenguaje humano.

Por otro lado, suponen un problema de seguridad al construir nidos muy pesados, con abundante matorral, circunstancia que puede hacer caer la rama con el consiguiente peligro para las personas que pasean por la pinada. Además, esta especie atrae parásitos diversos, especialmente mosquitos.

Por todos estos motivos, el Ayuntamiento, en un principio, intentó eliminar su presencia, pero al ver que era imposible erradicar la población los servicios municipales se han centrado en controlar su crecimiento. Hace dos años, por ejemplo, se puso en marcha una campaña, en colaboración con veterinarios y Marineland, para cortar ramas en que hubiera nidos y para capturar a los polluelos.

"Sin embargo, a los dos meses, ya habían procreado otra vez y la población volvía a ser estable", recuerdan en el Ayuntamiento. En la actualidad, están a la espera de recibir instrucciones de la conselleria de Medio Ambiente para "saber cómo actuar en un futuro".

Especies invasoras

La dirección general de Caza, Protección de Especies y Educación Ambiental ha incluido a la cotorra argentina en su catálogo de especies invasoras, con el argumento de que "afectan los cultivos frutícolas y son una fuente de ruido muy molesto en núcleos urbanos". En la lista figuran también la hormiga argentina, datada en las islas desde los años cincuenta; la carpa, localizada en s´Albufera; el coati, visto en la zona del Raiguer últimamente, y el bálsamo, que al introducirse en dunas y ecosistemas costeros ahoga las especies de la flora local. La Conselleria aconseja evitar la liberación de mascotas exóticas y recomienda que, si el propietario se quiere deshacer de alguna, se la entregue a especialistas.