La ciudad como «refugio climático» conectándola con espacios naturales

Si el Plan General de 1985 introducía como una de las grandes novedades el diseño de hasta siete ejes cívicos radiales con el fin de conectar el centro de la ciudad con las barriadas del Eixample, filosofía que recogía también el planeamiento de 1998, el de 2023 va más allá y quiere convertir la ciudad en un «refugio climático» conectándola con los espacios naturales de su entorno y con la pradera de posidonia de su fondo marino. Interiormente estos «conectores ecológicos» utilizarán para su materialización los cauces de los torrentes del Malpas, sa Riera, na Bàrbara, el Torrent Gros y la Síquia de Sant Jordi.

La creación de una red de parques públicos de casi dos millones de metros cuadrados permitirá la creación también de nuevos «corredores verdes» que los interconectarán entre sí.

De esta forma, se proyectan los de Cala Major-La Bonanova; Porto Pi-Marivent; Bellver-La Teulera-Torrent del Mal Pas; Son Puigdorfila-Sant Magí; Sa Riera- Son Roca; el Parc de les Vies entre la plaza de España Son Cladera i sa Indioteria; el del Torrent de na Bàrbara; el del Parc de Llevant-Son Güells; el del Torrent Gros y el que conformará el frente marítimo de la ciudad y la Platja de Palma.

Un ejemplo de estos corredores verdes es el del Torrent Gros, que conectará la Serra de Tramuntana con el mar, consiguiendo también un gran parque a escala metropolitana puesto que unirá los municipios de Palma con el de Marratxí.

En la mayoría de los casos las actuaciones previstas consisten en la «renaturalización» de los cauces de los torrentes.

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