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Entrevista
Fernando Alcalde Investigador de la masacre conocida como la 'Desbandá'

«El crucero ‘Baleares’ fue un instrumento de violencia contra la población»

«Para el monolito que lo recuerda no cabe más que la demolición o la resignificación»

Fernando Alcalde posa el sábado en el parque de sa Feixina. Guillem Bosch

Fernando Alcalde es miembro de la Asociación 14 de Abril para la Recuperación de la Memoria Histórica en la Costa de Granada, entidad que trata de arrojar luz sobre los bombardeos de los sublevados contra la población civil que huía de la represión en Málaga en 1937. El sábado dio una charla en el marco de un ciclo de conferencias organizado por la secretaría autonómica de Memoria Democrática del Govern.

¿Qué ocurrió durante la ‘Desbandá?

Empezó con una operación que dirigió Queipo de Llano para ocupar Málaga y la franja costera hasta Motril. Fue un suceso repleto de actos de barbarie por parte del ejército sublevado y del italiano, incitados por las soflamas de Queipo de Llano en las que llamaba a violar mujeres y a perpetrar la matanza que después ocurrió. El 7 de febrero la gente huyó en masa por la única carretera existente, la que unía Málaga con Almería por la costa. La huida duró hasta el día 12 y durante ese tiempo fueron atacados tanto por la flota sublevada como por la aviación italiana y alemana. Huyeron entre 150.000 y 300.000 personas, pero el número de víctimas todavía se desconoce.

¿Qué papel jugó el crucero ‘Baleares’ en aquel ataque?

Formó parte de una flota en la que también estaban el crucero Canarias, el Almirante Cervera y otros cañoneros. Su papel fue fundamental para provocar las víctimas que se produjeron. Sabemos que bombardeó la carretera entre el día 4 y el día 9 directamente sobre la población que huía. Aquí la costa es muy acantilada, hay mucho calado y los barcos se podían situar muy cerca. Sabemos que el Baleares disparó a 600 metros de la carretera. Todos los testigos recuerdan coómo el Baleares y el Canarias bombardeaban sobre la carretera y contra los taludes que la bordean, lo que ocasionó más víctimas mortales por el desprendimiento de rocas.

¿Hay una estimación de cuántas víctimas mortales hubo?

Es difícil. El día 7 se produce la huida de las autoridades militares y civiles republicanas de Málaga, que abandonan a la población sin organizar una evacuación. Así que la gente sale presa del pánico y durante su huida son atacados. Es un suceso que no existe en los archivos franquistas, pero hay cientos de testimonios de víctimas que sobrevivieron y lo han contado. Estamos terminando un proyecto de investigación llamado Las fosas de la Desbandá en el que estamos intentando localizar los restos de las víctimas porque hubo un ocultamiento absoluto de lo que ocurrió en aquella carretera.

¿Aún no se han desenterrado todos los restos de las fosas?

No se ha desenterrado ninguno. A medida que el ejército avanzaba iba enterrando los cuerpos en fosas. Inmediatamente después se produjeron fusilamientos masivos en Málaga ciudad y en los pueblos de la costa cuyas víctimas sí han sido desenterradas e identificadas. Pero con las vinculadas al ataque de la carretera hay un silencio absoluto. Nadie sabe por qué los que huyeron dejaron los cadáveres atrás. Y dónde los enterró el ejército sublevado que les perseguía. Hemos localizado seis lugares en los que puede haber víctimas, pero la mayor parte han sido destruidos por la urbanización salvaje a partir de los 60. Y por el desmantelamiento de muchos cementerios que fueron desplazados y ahora son zonas urbanas. La única cifra de víctimas mortales es la que se ha aventurado a dar Encarnación Barranquero, una estudiosa de este tema que ha estimado entre cinco y diez mil muertos.

Fernando Alcalde posa el sábado ante el monolito. | GUILLEM BOSCH

Fernando Alcalde posa el sábado ante el monolito. | GUILLEM BOSCH

El franquismo enterró aquella masacre. ¿Cómo se ha portado la democracia?

Solo hemos conseguido que pongan dos placas en la carretera. Y el ayuntamiento de Vélez-Málaga hizo un pequeño memorial. Nada más. No ha habido una actuación de memoria para hacer justicia a las víctimas. Todavía viven personas que recorrieron aquella carretera y que perdieron a sus padres. En cambio, en los cementerios siguen existiendo memoriales en honor a los caídos. Y calles crucero Baleares. No solo en Madrid. También en Motril y en Granada.

En Palma sigue en pie el monolito en recuerdo a los caídos del crucero ‘Baleares’. En este caso no por desidia política, sino por una decisión judicial.

Es incomprensible que en una sociedad democrática se permitan monumentos que ensalzan una dictadura genocida. Es un monumento a la violencia porque ensalza a un crucero que fue un instrumento de violencia contra la población. Y además es un acto de crueldad porque siguen existiendo personas vivas que fueron atacadas por el barco. Es incomprensible que se mantenga esa simbología por el envoltorio, y curiosamente siempre con el aval de asociaciones que nos dicen que no reabramos heridas. Para ese monolito no cabe más que la demolición o la resignificación, que sería recordar a las víctimas que causó. Es incomprensible que un juez anteponga el juicio estético al ético, suponiendo que el monumento tenga algo de estético.

Vox inició su campaña de 2019 con un acto ante el monolito. ¿Le parece significativo?

Claro. Ese tipo de monumentos no pueden ocupar el espacio democrático; tienen que ser eliminados y su espacio resignificado. Porque se convierten en eso, en lugares de exaltación de una ideología. Además con un juez que dice que eso tiene que estar ahí y por tanto lo normaliza.

¿Qué queda por saber de lo que pasó en la ‘Desbandá’?

Todo. El cuaderno de bitácora del Baleares se perdió durante su hundimiento, pero quedan muchos partes de guerra de sus actuaciones. Desde un punto de vista militar se conoce bastante bien lo que ocurrió, pero desconocemos todo lo demás: quiénes dieron las órdenes, quiénes participaron directamente y qué fue de las víctimas. Hay mucha gente que huyó hacia el Levante, otros pasaron a Francia y otros murieron en campos de exterminio. Pero no sabemos qué ocurrió con la mayoría, más de cien mil personas. Ni siquiera sabemos dónde están los que murieron.

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