El periodista Armando Pomar es el autor de la tesis Análisis y antecedentes de la turismofobia. El caso de la ciudad de Palma. Su trabajo, calificado con un sobresaliente cum laude, propone limitar la llegada de turistas, y pese a que no hay cifras de cuál es el límite que puede soportar la isla, Pomar sostiene que sobran unos dos millones de turistas.

La tesis de Pomar, dirigida por el doctor Antoni Serra de la facultad de Ciencias Económicas de la UIB, defiende un cambio de paradigma turístico, en el que mande la oferta, para dejar de ser «servidores de la demanda», y con el que se consiga cambiar el tipo de turista que recibimos, para acoger a ese perfil «premium» o familiar que también plantean las grandes empresas hoteleras.

Baleares cerró 2019 con más de 16 millones de turistas, según los datos oficiales, los mismos que en 2018. De ellos, unos 12 millones visitaron Mallorca. «El estudio cualitativo me concluye que aquí nos sobran unos dos millones de turistas que generalmente llamamos incívicos», comenta Pomar sobre su trabajo, en el que ha invertido cuatro años de análisis de datos estadísticos y de entrevistas personales a representantes de «colectivos que han expresado su malestar» ante la sobreocupación, entre los que figura el grupo Arran.

«Muchos residentes no se sienten satisfechos con el turismo incívico», añade Pomar, quien remarca que «la ciudadanía está pidiendo que limiten su llegada a Palma». El periodista aporta otra conclusión de su estudio: «Palma, de todas las ciudades importantes, es la que recoge el mayor número de variables que inciden en el descontento de la ciudadanía».

Según Pomar, «el gran problema del sector turístico es que particulariza los beneficios que los recibe el empresario del sector, pero socializa los gastos que produce esa industria porque lo pagamos entre todos los residentes. La señora de Manacor, con sus impuestos, está pagando el consumo de energía de la Platja de Palma».

El autor de esta tesis vaticina que la palabra ‘decrecimiento’, como sinónimo de poner límites, se va a poner de moda. «Habrá que eliminar algunas cosas», afirma Pomar, quien acto seguido pone como ejemplo las tiendas de souvenirs que también venden alcohol a bajo precio, o las excursiones etílicas que promueven agencias británicas.

«Hay que limitar con las leyes en la mano la llegada de turistas», insiste Pomar, quien considera que la Policía Local ya aplica cierto control sobre los visitantes a la ciudad con su Operación Nube, la que activa en días nublados, supervisando la entrada de vehículos en los aparcamientos públicos.