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Entrevista
Maribel Alcázar Franco Nueva presidenta de la Federació d'Associacions de Veïns de Palma

«Si se autoriza el proyecto de la cantera de sa Garrigueta Rassa nos tendrán enfrente»

Maribel Alcázar (Játiva, Valencia, 1956) es, desde el sábado de la semana pasada, la nueva presidenta de la Federació d’Associacions de Veïns de Palma en sustitución de Joan Forteza

La nueva presidenta de la Federació de Veïns frente ala sede de la entidad en la calle Cuba. Manu Mielniezuk

Toda su vida ha estado ligada al movimiento vecinal, que conoce también desde la vertiente de la Administración por haber trabajado como técnica sociocultural en Participación Ciudadana.

¿Opina como su predecesor que solo debe haber una federación de vecinos?

Por supuesto que opino lo mismo. Fundamentalmente porque la Federació d’Associacions de Veïns de Palma es un movimiento abierto en el que hay asociaciones de todas las tipologías y pensamientos. Lo que se abre es un debate en torno a los derechos de los vecinos y la pluralidad es una de sus características. Dividir el movimiento vecinal nunca es positivo y todos sabemos cuáles son las consecuencias. Por otro lado, no hay ninguna razón que explique o justifique la existencia de otra pseudofederación aparte si no es por que tiene un sesgo ideológico muy marcado, como lo demuestra el interés que determinados grupos políticos se toman por esta federación nueva y no por la tradicional. Lo de romper el movimiento vecinal fue una iniciativa en los noventa de José María Rodríguez en torno a la Fepae y ahora esta nueva federación no es más que un intento de resucitar una vieja Fepae que, además, acabó dejando subvenciones por justificar y otros problemas importantes. Por tanto, no tiene lógica ni sentido si no es por este sesgo ideológico.

¿Qué metas se ha propuesto conseguir al frente de la entidad?

Soy una persona de equipo. Llevo muchos años en el movimiento vecinal, desde que tenía 20 en Valencia. He podido trabajar profesionalmente como funcionaria dentro del marco institucional con asociaciones vecinales, tanto en Participación Ciudadana como en la Policía Local, por lo que conozco este doble ámbito. Por eso me parece muy importante mantener el trabajo de equipo, reforzándolos, mantener la cohesión del propio movimiento vecinal y los espacios de debate. Por otro lado, de cara a las instituciones queremos que se mejore la Participación Ciudadana como tal. Que sea más transversal dentro del Ayuntamiento y que se tenga mucho más en cuenta por parte de todos los departamentos, puesto que no es solo una cuestión de una concejalía.

¿De qué logros está más satisfecha?

Sin duda de las victorias conseguidas en estos últimos años, que ya forman parte del movimiento vecinal como la prohibición del alquiler turístico y su delimitación en viviendas plurifamiliares, evitar la gentrificación del centro de Palma para que no se convierta en un parque temático o influir en la nueva ley del juego con el fin de proteger especialmente a los menores. Tenemos todo un bagaje, pero esto implica inspecciones, controles, algo más que una simple aprobación inicial porque implica un trabajo posterior. Vamos a exigir a las administraciones que este trabajo se cumpla y vigilar. También debemos afrontar retos nuevos que se nos presentan derivados de la pandemia, de deficiencias en los servicios públicos, del progresivo empobrecimiento.

«Apoyamos la peatonalización de Nuredduna, pero ha habido una falta de proceso participativo»

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¿Qué nuevos retos?

Uno de los más importantes es el de la incorporación de jóvenes al movimiento vecinal. Posibilitar que encuentren una vía de expresión de su propia realidad y de sus necesidades. Aprovechar de alguna forma a todos estos jóvenes que son monitores, dinamizadores o voluntarios para que se puedan organizar para ver cómo enfocan ellos la ciudad, qué quieren y escucharles con el fin de que haya más diálogo entre los distintos sectores de edad, algo imprescindible para rejuvenecer el movimiento y garantizar su futuro.

¿Por qué los jóvenes participan poco?

Más allá de los discursos de que los jóvenes no quieren o no entienden, en los que no voy a entrar porque les estigmatiza, creo que primero debemos reflexionar sobre lo que hemos hecho mal los adultos para que muchos jóvenes no se acerquen o no se comprometan. También ha habido una ‘sectorialización’ de la sociedad incluso impulsada por las administraciones que no solo nos ha alejado de los jóvenes, también de los mayores y de los niños, y que divide a la sociedad por edades o por intereses y que ha puesto siempre muchas trabas a la confluencia. Es lo del divide y vencerás de siempre que, en el caso del movimiento vecinal, se traduce en la creación de dos federaciones como estrategia de dominación. Además, el movimiento vecinal es territorial y como tal cabe todo lo que ocurre dentro del territorio. Nos interesa todo y cohesionar y mejorar el trabajo en red.

¿Usted cree que tienen razón las personas que creen que en los últimos años el movimiento vecinal ha sido de alguna forma «fagocitado» por los partidos de izquierda?

En absoluto. El movimiento vecinal siempre ha sido independiente de los partidos políticos y plural. Por eso el de Palma es uno de los más potentes a nivel del Estado. Porque en su día hubo líderes vecinales que no se adscribieron a partidos políticos y mantuvieron una coherencia de trabajo de equipo. Además, la prueba real es que dentro del movimiento vecinal hay de todo. Hay personas procedentes de distintos partidos políticos, incluso con militancia. Además no nos hemos mordido la lengua a la hora de criticar al equipo de gobierno cuando lo ha considerado oportuno y necesario. También nos define la confluencia o no ante determinadas posiciones políticas en función de unos hechos concretos. Nos cargamos la ordenanza cívica de Isern, no por ser de otro partido político, sino porque desde el primer momento se estuvo en contra de ella. También hemos criticado decisiones de Gobierno Interior en relación a las terrazas y ocupación de la vía pública. Y ahora viene el Plan General de Ordenación Urbana y veremos qué es lo que nos ponen sobre la mesa. En resumen, el movimiento vecinal es independiente de los partidos, tiene sus políticas que tienen que ver con el debate interno y con sus posiciones y si hay confluencia con el gobierno municipal del momento la hay, y si no, no. Y eso es historia.

«No hay ninguna razón que justifique la existencia de otra pseudofederación»

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¿Cort ha actuado bien con el proyecto de Nuredduna?

En relación a esta cuestión, la Federación como tal hace una apuesta por la peatonalización de calles de la ciudad. La negativa de aceptarla por parte de los vecinos se debe en muchas ocasiones a la inexistencia de unos planes de uso previos y con la garantía de su cumplimiento. No es aceptable lo que ocurre en Santa Catalina. Dicho lo anterior, creemos que es necesario remodelar Nuredduna. No va a afectar al resto de la barriada ni al mercado. Las cuestiones de tráfico son perfectamente solventables. También sería interesante conocer lo que opinan los vecinos de la calle, no solo del resto ni de los comerciantes del mercado. Creo que se están mezclando cosas que realmente no afectan y si se va avanzando, cuando nos presenten un proyecto del mercado a lo mejor estaremos en contra. Dicho esto, debo decir que hemos detectado una falta de proceso participativo inicial, que ha contribuido mucho a que se dé esta situación en contra.

Su condición de exfuncionaria y excandidata de una formación de izquierdas como era Guanyem, ¿beneficiará o perjudicará sus relaciones con el equipo de gobierno?

No creo que tenga mayor repercusión con el equipo de gobierno como tal. Entre otras cosas porque eso formó parte de una trayectoria de tres años en un momento en el que salíamos de una crisis en el que me planteé que hacían falta apuestas políticas. Una vez que lo dejé y lo hice públicamente me he centrado absolutamente en el movimiento vecinal y eso es algo que conocen todos los grupos. Si me pregunta cuáles son mis tendencias le diré que la defensa de los intereses de la mayoría social y en especial de los sectores más vulnerables. Para mí lo anterior es una cuestión irrenunciable.

Y como exfuncionaria municipal de Participación Ciudadana, ¿cómo puede influir?

De entrada, a nadie le va a sorprender porque mis vínculos con el movimiento vecinal no se rompieron nunca. El primer contrato como laboral que me hicieron en el Ayuntamiento en el año 86 precisamente fue en parte por mis vínculos con el movimiento vecinal valenciano. Nunca dejé de ser voluntaria en mis horas libres, aunque cuidé mucho los aspectos de posibles incompatibilidades. Creo que ha sido una gran riqueza conocer la realidad vecinal desde dos puntos de vista distintos. Por un lado, las necesidades del movimiento y, por otro, también desde el punto de vista de las necesidades y dificultades del Ayuntamiento. Creo que nos tenemos que sentar a hablar, a discutir las cosas, y el hecho de que haya sido funcionaria y conozca los procedimientos administrativos nos da un conocimiento de la realidad que nos permite afinar mucho más en mecanismos para conseguir lo que queremos y saber hasta dónde se puede llegar. En relación al equipo en el que estaba integrada, estuve viéndoles el martes, entiendo sus dificultades y sus límites y también sus posibilidades. No ha sido para nadie una sorpresa mi candidatura. Como funcionaria conocer la realidad de lo que tienes delante es imprescindible. Recuerdo que cuando estaba en la Policía Local, me encargaron realizar unas jornadas sobre el botellón. Yo no había visto un botellón en mi vida y lo primero que hice fue ir, porque si no conoces la realidad de las cosas difícilmente puedes cambiarlas.

«A ninguno de mis excompañeros de Cort le ha sorprendido mi candidatura a la presidencia de la Federación»

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¿Mantendrá misma posición en relación a la prohibición del alquiler turístico?

La limitación del alquiler turístico para mi fue un hito de la Federació d’Associacions de Veïns, al mismo nivel que algún otro conseguido en 1992, cuando la UNESCO declaró la ciudad experiencia piloto a nivel mundial sobre procesos de formación y participación por el trabajo que se estaba realizando. La prohibición del alquiler está a este nivel porque, por todo lo que hemos podido ver, ha sido un hito a nivel balear, estatal e internacional. No solo hay que mantener la limitación, sino que hay que conseguir que se haga realidad y que el Govern balear haga cumplir la normativa. De hecho, ¿cuántas inspecciones ha realizado el Govern sobre este tema? Nos tememos que ninguna. Hay que hacer que sea algo más que una declaración de intenciones. Además, es un problema que está directamente vinculado con el problema de vivienda que tenemos.

¿Cree que es necesario extender la prohibición a las viviendas unifamiliares?

De momento sería más importante conseguir que la prohibición en plurifamiliares se cumpla y después ya nos plantearíamos la de las unifamiliares. Cuando la norma actual se cumpla, nos podremos plantear si hay necesidad de actuar en otras zonas y en qué condiciones.

¿Cuál es su posición en relación a las medidas que permiten una mayor ocupación de la vía pública?

En principio lo que se permite tiene que tener una finalización en el tiempo y hay que volver atrás. La pandemia ha provocado que se haya dado marcha atrás a otro de los logros de la Federación consistente en la eliminación de los toldos permanentes por las noches. No es posible que la hostelería lo acabe ocupando todo y debemos comenzar a ver esta actividad en toda su pluralidad, porque no es lo mismo un bar de barrio que un local que pertenece a una gran cadena. No debemos mezclarlo todo y volver a dimensionar esta cuestión.

¿Qué espera del Pacto de Progreso?

Lo mismo que esperaría de cualquier gobierno municipal. Lo que espero de la institución es que se ponga al servicio de la mayoría social, lo que por desgracia no ocurre siempre ni en todos los temas. Ni cuando gobierna la derecha, ni cuando lo hace la izquierda. Pongo el ejemplo de las canteras de Establiments, cuyo proyecto de rehabilitación tiene una fuerte oposición vecinal incluida la de la Federación, vamos a ver qué hace el Pacto de Progreso al respecto. Esperamos y deseamos que no se autorice el proyecto presentado. Y si se autoriza, nos tendrán enfrente.

¿No le resultó extraño que el Ayuntamiento no presentara alegaciones?

Así es. Fue extraño, preocupante e inquietante. Si realmente su posición es clara y firme debería haberlo hecho. Si bien es verdad que Neus Truyol se ha manifestado en contra, como Consistorio, ha habido un fallo. Me temo que detrás de estas canteras en concreto hay más explotaciones y el interés de convertir la isla de Mallorca en un queso ‘gruyere’. En ultima instancia confiamos en la lucha vecinal entre otras cosas porque las explotaciones no cumplen con la distancia exigible a los núcleos habitados ni a la carretera. Los vecinos tenemos la voluntad y la capacidad de, si es necesario, llegar a Estrasburgo. No nos vamos a parar si la autorizan.

¿Cree que con usted las relaciones con el equipo de gobierno serán más fluidas?

No creo que tengan que ser ni más ni menos fluidas de lo que siempre han sido. Las relaciones con los equipos de gobierno y la Federación siempre son incómodas porque presionas, pides, exiges, obligas y rompes la comodidad al otro y, por nuestra parte, nunca recibes la totalidad de lo que reclamas. Son unas relaciones que nunca estarán exentas de una cierta tensión. En eso precisamente consiste tener una democracia de carácter más participativa y no solo meramente representativa.

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